
El General de Ejército Raúl Castro, presidente de los consejos de Estado y de Ministros de Cuba, sostuvo una conversación telefónica con el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, por solicitud del estadista sudamericano, y le explicó los daños causados por los huracanes Gustav e Ike.
Lula se interesó por conocer en qué podría ayudar al pueblo cubano y expresó que impartiría instrucciones a sus ministros para concretar la forma para ejecutarla.
Además, le solicitó a Raúl transmitir a todo el pueblo de la Isla y al líder de la Revolución cubana, Fidel Castro, un saludo solidario en estos momentos difíciles.
Recibe Raúl nuevo mensaje solidario del Presidente nicaragüense y establece contactos con los territorios afectados por el huracán Ike
El General de Ejército Raúl Castro Ruz, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, recibió una llamada del Presidente de Nicaragua, Daniel Ortega Saavedra, y conversó además con su esposa, Rosario Murillo, quienes se interesaron por los daños ocasionados por el huracán Ike y transmitieron su mensaje de apoyo solidario a nuestro aguerrido pueblo y al Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz.
Por otra parte, el también Segundo Secretario del Comité Central de nuestro Partido, ha permanecido comunicándose con los dirigentes de distintos territorios del país para conocer detalles y orientar las medidas de enfrentamiento a los embates del devastador huracán Ike y los pasos a seguir para el inicio de la más inmediata recuperación.
En el día de hoy sostuvo conversaciones con los compañeros José Ramón Machado Ventura, Primer Vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros, y Esteban Lazo Hernández, Vicepresidente del Consejo de Estado, ambos miembros del Buró Político, quienes encabezan grupos de trabajo que han permanecido en los territorios oriental y central, respectivamente.
Del mismo modo se comunicó con el General de Cuerpo de Ejército Leopoldo Cintra Frías, designado para conjuntamente con la compañera Olga Lidia Tapia Iglesias, evaluar y contribuir en Pinar del Río a las medidas para encarar las consecuencias del poderoso huracán y reponerse de sus daños.
En igual medida, Raúl dialogó con la compañera Ana Isa Delgado Jardines, presidenta del Consejo de Defensa en la Isla de la Juventud.
Más de dos millones y medio de personas fueron protegidas
Todavía hoy pueden ocurrir lluvias de interés en zonas del occidente y centro
Orfilio Peláez
El permanente interés del Comandante en Jefe Fidel Castro en conocer la situación existente en las provincias golpeadas por el paso del huracán Ike fue destacado por el colega Randy Alonso, en los contactos telefónicos sostenidos con Olga Lidia Tapia, José Ramón Monteagudo, Lázaro Expósito, Jorge Luis Tapia, Miguel Díaz-Canel y Pedro Betancourt, presidentes de los respectivos Consejos Provinciales de Defensa en Pinar del Río, Cienfuegos, Granma, Ciego de Ávila, Holguín y Matanzas durante la Mesa Redonda de ayer.

De acuerdo con lo expresado por el coronel José Ernesto Betancourt, del Estado Mayor Nacional de la Defensa Civil, hasta las cuatro de la tarde de ayer habían sido protegidas 2 615 794 personas, cifra que da fe de la agilidad desplegada en esa vital labor preventiva.
Tras cruzar ayer la porción centro oriental de la provincia de Pinar del Río y salir al mar por un punto de la costa norte cercano a la comunidad Manuel Sanguily, municipio de La Palma, el huracán Ike se desplazaba anoche por las aguas del Golfo de México con rumbo próximo al oestenoroeste a unos 10 kilómetros por hora, alejándose gradualmente de Cuba.
Durante un contacto con la Mesa Redonda Informativa, el doctor José Rubiera, jefe del Centro de Pronósticos del Instituto de Meteorología, advirtió que todavía hoy las bandas de nublados asociadas a su amplia circulación pueden ocasionar lluvias significativas en las provincias occidentales y centrales.
El especialista destacó el extenso campo de vientos con fuerza de tormenta tropical (de 63 a 117 kilómetros por hora) del ciclón Ike, los cuales cubrieron prácticamente la totalidad de las provincias occidentales a lo largo de varias horas. Incluso, hubo rachas huracanadas en puntos distantes de la zona por donde pasó la región central, principalmente en las provincias habaneras.
Asimismo, en su avance a lo largo de nuestro archipiélago produjo intensas precipitaciones, con acumulados entre 500 y 400 milímetros en 24 horas, en localidades del macizo montañoso del Escambray y otros puntos del centro del país.
Rubiera afirmó que para los próximos días no se vislumbra el surgimiento de ningún organismo ciclónico en nuestra área geográfica comprendida por el Atlántico tropical, el Golfo de México y el mar Caribe.
Ninguna familia quedará desamparada
Afirma Machado Ventura en Baracoa
Jorge Luis Merencio Cautín
BARACOA, Guantánamo.— José Ramón Machado Ventura, integrante del Buró Político y Primer Vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros, remarcó en esta ciudad que ninguna familia afectada por el huracán Ike quedará desamparada.

Acompañado por el también miembro del Buró Político general de cuerpo de ejército Ramón Espinosa Martín, jefe del Ejército Oriental; y de Luis Antonio Torres Iríbar, presidente del Consejo de Defensa Provincial, Machado recorrió áreas devastadas por el fenómeno meteorológico en el malecón baracoense, donde dialogó con los damnificados y les transmitió confianza en la solución de sus problemas.
Explicó que en esta ocasión fueron azotadas con severidad la mayoría de las provincias del país, por lo que el resarcimiento de los daños ocupará mayor tiempo. Esa realidad hay que comprenderla, por eso nadie debe desesperarse ante su problema.
El Primer Vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros orientó a las autoridades de la provincia y del municipio tener en cuenta las frecuentes penetraciones del mar en Baracoa para las futuras construcciones en áreas del malecón.
Comentó Machado Ventura que como parte del apoyo del país a los damnificados, en la madrugada de ayer una caravana de vehículos de las Fuerzas Armadas Revolucionarias trajo a esta ciudad el primer envío de materiales de construcción.
En el municipio de Baracoa fueron arrasadas prácticamente comunidades enteras del litoral como Mata, Guandao, Yumurí, Cayo Guin y Nibujón, además de las moradas e instituciones del malecón. Las viviendas destrozadas totalmente llegaron a 346 y más de 700 quedaron con daños.
Ahora vencer en la recuperación
Puerto Padre.— "En esta situación de extrema gravedad hace mucha falta esa solidaridad que apreciamos entre las personas, pero también se necesita gran participación popular; la gente debe sentirse cada vez más parte del problema y tener una presencia activa en las tareas de la recuperación."

Con esa claridad meridiana, reiteró José Ramón Machado Ventura, el rol protagónico que corresponde a la población en las zonas azotadas por el huracán, para poder acelerar en todas partes el resarcimiento de los cuantiosos daños.
No se trata solo de cooperar en la recogida de ramas de árboles derribados por el viento o en la limpieza de calles; es importante que cada quien se sienta decisivo para reconstruir su propia casa, la escuela, la bodega y otras instalaciones del barrio —enfatizó en una visita al municipio de Puerto Padre, donde se estima que Ike afectó aproximadamente al 80 % de las viviendas.
Al dialogar con familias damnificadas residentes en la calle Vicente García, Machado Ventura destacó el tremendo aporte que pueden realizar los vecinos en labores tan aparentemente sencillas como recuperar planchas de zinc arrancadas por el viento, enderezar clavos y puntillas, recuperar cables caídos y rescatar cuanto material pueda ser aprovechado.
Acompañado por el general de cuerpo de ejército Ramón Espinosa Martín, Jefe del Ejército Oriental, y por Jorge Cuevas Ramos, presidente del Consejo de Defensa Provincial en Las Tunas, Machado Ventura apreció también el destructivo efecto de las ráfagas de viento en el hospital Guillermo Domínguez, cuyo colectivo ha mantenido funcionando servicios como los de hemodiálisis, neonatología y cuidados intensivos, gracias a las medidas preventivas y a la consagración de profesionales que permanecieron allí hasta 72 y más horas de manera ininterrumpida.
En horas de la noche Machado Ventura presidió una reunión del Consejo de Defensa Provincial en Camagüey en la cual llamó a actuar con agilidad ante los desafíos planteados por los fenómenos meteorológicos. (Pastor Batista Valdés).
Cuando estos días sean leyenda
Arleen Rodríguez Derivet
Tras el destructor paso del huracán Gustav por Cuba, Fidel sacó una cuenta sencilla: solo en vivienda, considerando el costo actual de un inmueble seguro, el país necesitaría invertir diez mil millones de dólares para no tener que volver a lamentar nuevos destrozos con un próximo ciclón, sea o no de la talla de aquel monstruo.
Pero las cifras de nueve y diez ceros solo parecen fáciles para quienes hacen guerras. Son las que leemos una y otra vez cuando se habla de un presupuesto del Pentágono o de solicitudes de Bush a su Congreso para seguir matando niños, jóvenes o lo que sea que se parezca a un rebelde en potencia, en Iraq y Afganistán por ahora y quién sabe en qué otros «oscuros rincones del mundo» próximamente.
Para los que lo han perdido todo por un huracán en el Caribe, los poderosos reservan solo limosnas, como los dos millones de euros que anunció la Comunidad Europea, una donación que, dividida entre todos los damnificados, debe avergonzar a los donantes. O el millón y medio que pedía la Cruz Roja Internacional con similar propósito. ¿Será que esos funcionarios no se han enterado de los precios actuales de la sobrevivencia? ¿O será eso lo que logran arrancar de los bolsillos de los ricos, insatisfechos siempre?
Desde que en su reflexión El huracán, Fidel denunció el deliberado silenciamiento del desastre ocasionado por Gustav en el occidente de Cuba, mientras se sobredimensionaba la llegada a Miami de un actor desconocido hasta en su casa, no dejo de buscar explicaciones al pobre espacio que le dedicaron a lo que ya sabemos que fue récord mundial en vientos para huracán y que consecuentemente nos destrozó la segunda isla del archipiélago, una provincia y amplias zonas de territorios vecinos.
He llegado a pensar que el sensacionalismo ha sembrado en la gente la triste idea de que los desastres naturales son proporcionales a las muertes, con lo cual, Cuba se quedó fuera del foco de los medios. Sabían de antemano que no habría muertos —porque no los ha habido prácticamente en los últimos ciclones— y sin el morbo de cadáveres flotando en el lodo, resultaría muy comprometedor referirse en detalles al paso de un huracán mortífero que no dejó muertos.
Cómo explicar, sin elogiar a la Isla bloqueada, lo que ya no se puede seguir contando como un milagro —teniendo en cuenta que los milagros no se repiten tantas veces y que hay demasiadas evidencias de la planificación, la racionalidad, la eficacia de un sistema—. Cómo construir el relato periodístico ignorando la épica resistencia de la gente que, en lugar de llorarle al cielo, limpia laboriosamente la tierra y se dispone a levantarlo todo de nuevo. ¿Con qué sutilezas separar la acción recuperadora y el uniforme verde olivo si se han vuelto lo mismo?
Un mundo que durante años publicitó hasta los límites del pánico una famosa bomba N capaz de arrasar con todo ser viviente sin destruir ni un solo inmueble, ¿no debería premiar a los que han logrado la fórmula inversa: proteger todas las vidas cuando no queda una edificación en pie?
El día que las cuentas de nueve y diez ceros se destinen a levantar casas y no a financiar tecnologías de guerra, seguramente se contará la leyenda de un archipiélago que a principios del siglo XXI se enfrentó a un huracán fuerza 4 con sus tropas más humildes y... ganó la pelea. El hecho se registrará en los orígenes de la civilización humana. Pero ahora parece muy lejano ese momento.
Sobre la propuesta de ayuda de EEUU a Cuba
La solidaridad prohibida
Pascual Serrano
El gobierno cubano insiste en numerosas ocasiones en explicar a la comunidad internacional el carácter criminal e ilegal del bloqueo al que es sometido su país por la administración estadounidense. Con más o menos suerte, se puede lograr que se conozca esa realidad y se comparta o no la interpretación de Cuba, que cuantifica ese bloqueo en pérdidas por valor de 89.000 millones de dólares. Sin embargo, acontecimientos como la tragedia de los huracanes Gustav e Ike, pueden ayudar a comprender la maldad escondida detrás de las medidas estadounidenses.
Algunos medios de comunicación titulaban recientemente que Cuba rechazaba el ofrecimiento de ayuda de EEUU, sin precisar que no puede haber ninguna propuesta de ayuda humanitaria desde Estados Unidos a Cuba si se mantienen, tal y como establece el Grupo de Trabajo para la Aplicación de Sanciones a Cuba, multas de 250.000 dólares al ciudadano cubanoestadounidense que envíe dinero a su familia en Cuba para que arregle el tejado de su vivienda tras el ciclón o viaje a visitarle incumpliendo el límite de un viaje cada tres años y sólo si su familia es padres, abuelos, hijos o hermanos. Ni que decir tiene que esa multa se aplicará a un ciudadano estadounidense que quiera enviar a un amigo o conocido ayuda alguna, en dinero o en especie.
A pesar de la petición del candidato presidencial demócrata, Barack Obama, de suspender por "no menos de 90 días" las restricciones a los viajes y al envío de remesas a la isla, la secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, dejó claro el pasado el domingo desde Marruecos que las prohibiciones seguirán vigentes.
La propuesta de ayuda estadounidense establece como condición, según el documento oficial enviado al gobierno cubano, que se "permita que un grupo de evaluación humanitaria visite Cuba para inspeccionar las áreas afectadas y evaluar adecuadamente los daños", es decir, de inspectores para estudiar la situación, lo que no deja de ser insultante y humillante. Algo así como si, ante la petición de un familiar para que le prestemos dinero, le respondiéramos con una auditoría para conocer en qué se lo gasta y cuál es su situación económica. La comunidad internacional no debe olvidar tampoco la misión que adoptaron los inspectores que llegaron a Iraq en los días previos a la invasión, quienes se dedicaron a transmitir valiosa información al ejército estadounidense para poder precisar sus bombardeos.
Por tanto, no sólo no existe desde el gobierno de Estados Unidos intención alguna de ofrecer ayuda humanitaria a Cuba tras la tragedia que ha dejado millones de pérdidas en viviendas destruidas y cultivos arrasados, sino que la solidaridad de los ciudadanos estadounidenses con Cuba sigue siendo un delito en aquel país.
Arleen Rodríguez Derivet
Tras el destructor paso del huracán Gustav por Cuba, Fidel sacó una cuenta sencilla: solo en vivienda, considerando el costo actual de un inmueble seguro, el país necesitaría invertir diez mil millones de dólares para no tener que volver a lamentar nuevos destrozos con un próximo ciclón, sea o no de la talla de aquel monstruo.

Pero las cifras de nueve y diez ceros solo parecen fáciles para quienes hacen guerras. Son las que leemos una y otra vez cuando se habla de un presupuesto del Pentágono o de solicitudes de Bush a su Congreso para seguir matando niños, jóvenes o lo que sea que se parezca a un rebelde en potencia, en Iraq y Afganistán por ahora y quién sabe en qué otros «oscuros rincones del mundo» próximamente.
Para los que lo han perdido todo por un huracán en el Caribe, los poderosos reservan solo limosnas, como los dos millones de euros que anunció la Comunidad Europea, una donación que, dividida entre todos los damnificados, debe avergonzar a los donantes. O el millón y medio que pedía la Cruz Roja Internacional con similar propósito. ¿Será que esos funcionarios no se han enterado de los precios actuales de la sobrevivencia? ¿O será eso lo que logran arrancar de los bolsillos de los ricos, insatisfechos siempre?
Desde que en su reflexión El huracán, Fidel denunció el deliberado silenciamiento del desastre ocasionado por Gustav en el occidente de Cuba, mientras se sobredimensionaba la llegada a Miami de un actor desconocido hasta en su casa, no dejo de buscar explicaciones al pobre espacio que le dedicaron a lo que ya sabemos que fue récord mundial en vientos para huracán y que consecuentemente nos destrozó la segunda isla del archipiélago, una provincia y amplias zonas de territorios vecinos.
He llegado a pensar que el sensacionalismo ha sembrado en la gente la triste idea de que los desastres naturales son proporcionales a las muertes, con lo cual, Cuba se quedó fuera del foco de los medios. Sabían de antemano que no habría muertos —porque no los ha habido prácticamente en los últimos ciclones— y sin el morbo de cadáveres flotando en el lodo, resultaría muy comprometedor referirse en detalles al paso de un huracán mortífero que no dejó muertos.
Cómo explicar, sin elogiar a la Isla bloqueada, lo que ya no se puede seguir contando como un milagro —teniendo en cuenta que los milagros no se repiten tantas veces y que hay demasiadas evidencias de la planificación, la racionalidad, la eficacia de un sistema—. Cómo construir el relato periodístico ignorando la épica resistencia de la gente que, en lugar de llorarle al cielo, limpia laboriosamente la tierra y se dispone a levantarlo todo de nuevo. ¿Con qué sutilezas separar la acción recuperadora y el uniforme verde olivo si se han vuelto lo mismo?
Un mundo que durante años publicitó hasta los límites del pánico una famosa bomba N capaz de arrasar con todo ser viviente sin destruir ni un solo inmueble, ¿no debería premiar a los que han logrado la fórmula inversa: proteger todas las vidas cuando no queda una edificación en pie?
El día que las cuentas de nueve y diez ceros se destinen a levantar casas y no a financiar tecnologías de guerra, seguramente se contará la leyenda de un archipiélago que a principios del siglo XXI se enfrentó a un huracán fuerza 4 con sus tropas más humildes y... ganó la pelea. El hecho se registrará en los orígenes de la civilización humana. Pero ahora parece muy lejano ese momento.
Sobre la propuesta de ayuda de EEUU a Cuba
La solidaridad prohibida
Pascual Serrano
El gobierno cubano insiste en numerosas ocasiones en explicar a la comunidad internacional el carácter criminal e ilegal del bloqueo al que es sometido su país por la administración estadounidense. Con más o menos suerte, se puede lograr que se conozca esa realidad y se comparta o no la interpretación de Cuba, que cuantifica ese bloqueo en pérdidas por valor de 89.000 millones de dólares. Sin embargo, acontecimientos como la tragedia de los huracanes Gustav e Ike, pueden ayudar a comprender la maldad escondida detrás de las medidas estadounidenses.

Algunos medios de comunicación titulaban recientemente que Cuba rechazaba el ofrecimiento de ayuda de EEUU, sin precisar que no puede haber ninguna propuesta de ayuda humanitaria desde Estados Unidos a Cuba si se mantienen, tal y como establece el Grupo de Trabajo para la Aplicación de Sanciones a Cuba, multas de 250.000 dólares al ciudadano cubanoestadounidense que envíe dinero a su familia en Cuba para que arregle el tejado de su vivienda tras el ciclón o viaje a visitarle incumpliendo el límite de un viaje cada tres años y sólo si su familia es padres, abuelos, hijos o hermanos. Ni que decir tiene que esa multa se aplicará a un ciudadano estadounidense que quiera enviar a un amigo o conocido ayuda alguna, en dinero o en especie.
A pesar de la petición del candidato presidencial demócrata, Barack Obama, de suspender por "no menos de 90 días" las restricciones a los viajes y al envío de remesas a la isla, la secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, dejó claro el pasado el domingo desde Marruecos que las prohibiciones seguirán vigentes.
La propuesta de ayuda estadounidense establece como condición, según el documento oficial enviado al gobierno cubano, que se "permita que un grupo de evaluación humanitaria visite Cuba para inspeccionar las áreas afectadas y evaluar adecuadamente los daños", es decir, de inspectores para estudiar la situación, lo que no deja de ser insultante y humillante. Algo así como si, ante la petición de un familiar para que le prestemos dinero, le respondiéramos con una auditoría para conocer en qué se lo gasta y cuál es su situación económica. La comunidad internacional no debe olvidar tampoco la misión que adoptaron los inspectores que llegaron a Iraq en los días previos a la invasión, quienes se dedicaron a transmitir valiosa información al ejército estadounidense para poder precisar sus bombardeos.
Por tanto, no sólo no existe desde el gobierno de Estados Unidos intención alguna de ofrecer ayuda humanitaria a Cuba tras la tragedia que ha dejado millones de pérdidas en viviendas destruidas y cultivos arrasados, sino que la solidaridad de los ciudadanos estadounidenses con Cuba sigue siendo un delito en aquel país.
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JULIO CONCEPCION GONZALEZ
PRIMER SECRETARIO OFICINA DE PRENSA
EMBAJADA DE CUBA REPUBLICA DOMINICANA
http:// embacu.cubaminrex.cu/dominicana
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