La verdad en batalla y el libro de Martín Blandino
(Primera Parte)
Toda la prensa internacional habla del huracán económico que azota al mundo. Muchos lo presentan como un fenómeno nuevo. Para nosotros no es nuevo, estaba previsto. Prefiero abordar hoy otro tema actual de gran interés también para nuestro pueblo.
Cuando escribí la reflexión sobre Cangamba, no conocía el magnífico libro del periodista e investigador cuyos apellidos consigno en el título de esta que ahora publico; había visto únicamente el filme Kangamba, que tan emotivos recuerdos removió en mí. Una y otra vez rememoraba la frase: ¡Los que cayeron en Cangamba no murieron en vano!
Era el mismo propósito que inspiraba mi mensaje, el 12 de agosto de 1983, al Jefe de la Misión Militar cubana en Angola.
Al amanecer, el enemigo se había retirado del campo de batalla, donde el número de sus efectivos ascendía a más de 3 mil hombres armados y asesorados por los racistas sudafricanos, que desde el 2 de agosto venían atacando día y noche las trincheras, ocupadas por alrededor de 600 angolanos de la 32 brigada FAPLA y 84 internacionalistas cubanos, más un refuerzo de 102 hombres enviados desde la región militar de Luena. Luchaban allí sin descanso angolanos y cubanos privados de agua y alimentos, habiendo sufrido 78 bajas mortales y 204 heridos, de ellos 18 muertos y 27 heridos eran cubanos. Al iniciar la retirada, los atacantes perdieron casi todas sus armas y municiones y sufrieron grandes bajas. Las dos mejores brigadas de la UNITA fueron puestas fuera de combate.
El libro de Jorge Martín Blandino se publicó el año 2007, cuando por razones de salud yo no estaba ya en la primera línea. Fue fruto de una larga investigación y de conversaciones con muchos de los que fueron protagonistas de los hechos, así como de la consulta de 34 libros que abordan el tema, algunos de ellos escritos por "oficiales sudafricanos de la época del apartheid" o personas que, engañadas, fueron colaboradoras de la UNITA.
En uno de los más interesantes capítulos se afirma:
"Esa noche, cuando el reloj marca las 14:00 horas en La Habana y las 19:00 en Luanda, se conversa una vez más con la Misión Militar de Cuba en Angola. Concluido el intercambio por vía telefónica, de inmediato se envía el cable que da forma legal a las indicaciones impartidas, las cuales reafirman la decisión tomada anteriormente: evacuar de manera urgente a todos los cubanos de Cangamba; tratar de convencer a los angolanos de que hicieran lo mismo; mantener la exploración en los accesos al poblado y prestar atención a los movimientos de tropas del enemigo en la provincia de Moxico.
"... En Luanda, a las 9:00 horas, se presentan a una reunión con el presidente José Eduardo dos Santos el embajador cubano Puente Ferro y el jefe del Estado Mayor de la Misión Militar cubana en Angola, coronel Amels Escalante. Para sorpresa de los dos cubanos, allí está también el jefe de la Misión Militar soviética, general Konstantín. Inmediatamente después llegan el Ministro de Defensa de Angola y el coronel N'Dalu, jefe del Estado Mayor General de las FAPLA.
"Primero entra al despacho presidencial el embajador, y hace entrega oficial del mensaje enviado a Dos Santos por el Comandante en Jefe. Posteriormente, pasa el coronel Escalante y explica en detalles la apreciación realizada por la máxima dirección cubana respecto a la situación actual en el plano militar, que fundamenta la decisión de evacuar a los internacionalistas de Cangamba, la propuesta de hacer lo mismo de inmediato con los combatientes de las FAPLA y detener la operación en marcha en la provincia de Moxico.
"El Presidente expresa su acuerdo con Fidel, e indica que hagan pasar al general Konstantín. El jefe de la Misión Militar soviética solicita la palabra y emite una opinión que causa sorpresa y también disgusto entre los cubanos. Plantea que, como política, a lo mejor podría aceptar la idea, pero como militar no está de acuerdo con detener la operación, pues a su juicio están creadas las condiciones para explotar el éxito, por ejemplo, con la introducción en combate de más fuerzas, incluida la brigada de desembarco y asalto que acaba de llegar de Cuba."
"El coronel Amels Escalante le recuerda las muchas dificultades surgidas con los suministros durante los difíciles días del ataque enemigo a la aldea. El militar soviético apela al reciente arribo de un avión IL 76, cargado de cohetes C 5, a lo que el cubano contesta recordándole que antes hubo que traerlos desde Cuba, pues en el momento necesario no se contó con ellos. Ante el cariz que toma la reunión, Dos Santos opta por darla por terminada y postergar la toma de una decisión definitiva.
"Pocas horas después, al mediodía, el general Konstantín se presenta en la jefatura de la Misión Militar cubana. Pide disculpas por la forma en que había expresado sus criterios en la reunión con el Presidente y reconoce que antes de emitir una opinión como esa, debió estudiar profundamente la situación creada."
La explicación del historiador es clarísima. La embarazosa situación se había creado y era realmente seria por sus implicaciones en cualquier sentido. Todo estaba en riesgo, y se hizo necesaria una fuerte dosis de firmeza y sangre fría por parte del mando cubano.
En el propio libro, tomando distintos momentos del mismo, se va explicando la esencia:
"Coronel N'Dalu:
"No hay unidad de pensamiento y cuando existe ese problema unos tienen una idea y otros... Se da gran importancia a hablar de 'soberanía', pero es difícil tener tanto territorio, no tenemos tropas suficientes. No es solamente Cangamba, hay muchas posiciones que en realidad se está allí para decir que estamos, pero estratégicamente no tienen importancia. Podemos esperar para más tarde hacer otras ofensivas. Discutimos entre nosotros en el Estado Mayor, con el Ministro de Defensa, y no hay unidad de criterios. Por eso, en determinado momento algunas decisiones demoran porque hay que convencer a las personas, ya que si una unidad se retira y acontece algo, los otros dicen: 'Ocurrió por culpa de los que pidieron la retirada'; si se queda y pasa algo: 'los culpables son los que dijeron que las tropas se mantuvieran'. Realmente nosotros debemos defender las áreas más pobladas, de mayor interés económico y social, y dejar para más tarde los territorios que, estando allí la UNITA o nosotros, la balanza no cambia. Ellos dicen que controlan, pero en realidad no están allí, lo que sí saben que nosotros no estamos tampoco."
El autor reseña los documentos oficiales del MINFAR:
"El Comandante en Jefe, después de meditar un breve tiempo, indica transmitir al jefe de la Misión Militar cubana los siguientes argumentos. Se pregunta qué sentido tiene ahora permanecer en Cangamba. Ha quedado demostrado que la cifra de helicópteros y aviones de combate y transporte existentes en Angola, al igual que los aseguramientos disponibles para estos, resultan insuficientes para garantizar el apoyo a una operación de gran envergadura a la enorme distancia de las bases aéreas a que se encuentra la pequeña aldea. Más complejo aún resulta, como se ha visto en la práctica, garantizar el avance por tierra de tropas de refuerzo, también ubicadas a cientos de kilómetros que hay que recorrer por caminos intransitables e infestados de enemigos. Si extraordinariamente difícil ha sido desplazar los destacamentos blindados en la temporada de seca, no puede ni soñarse con un movimiento de tal magnitud en la época de lluvias que ya se aproxima.
"Se ha obtenido un gran éxito, y no sería racional aspirar a más en este momento... Medita sobre los días amargos pasados durante el cerco y peligro de aniquilamiento del pequeño grupo de internacionalistas, y alerta sobre la necesidad de ser realistas y no dejarse arrastrar por la euforia que siempre acompaña al triunfo: 'No podemos dejar que la victoria se convierta en un revés'.
"El jefe de la Misión Militar cubana muestra su acuerdo, y se decide la rápida evacuación de los internacionalistas cubanos destacados en Cangamba. Inmediatamente, el Comandante en Jefe redacta un mensaje personal dirigido al presidente de Angola, José Eduardo dos Santos" (el impugnado por el general Konstantín), "en el que, a partir de los mismos razonamientos compartidos con el general de división Cintra Frías, le plantea la necesidad de que las FAPLA también evacuen las aldeas de Cangamba y Tempué, a la vez, lo perentorio que resulta fortalecer la defensa de Luena, Lucusse y Kuito Bie. Ante la realidad existente, le comunica la decisión de retirar a todos los cubanos de Cangamba en un breve plazo. También le sugiere posponer hasta la próxima temporada seca cualquier acción ofensiva en la región de Moxico, y concentrar por el momento los esfuerzos en la lucha contra el enemigo en el inmenso territorio que separa a la ciudad de Luanda de la línea que defienden las tropas internacionalistas cubanas en el sur del país, zona que la UNITA considera su segundo frente estratégico.
"A la vez, el coronel Amels Escalante comunica al jefe del Estado Mayor General de las FAPLA y al jefe de la Misión Militar soviética en Angola, la decisión del Comandante en Jefe de detener la operación que desarrollan las tropas internacionalistas cubanas, ante las dificultades con el desplazamiento de las columnas, los problemas de aseguramiento, sobre todo para la aviación, y la proximidad de la temporada de lluvias. Poco después el embajador Puente Ferro y el coronel Escalante se reúnen con el Ministro de Defensa para transmitirle la misma información."
El coronel Amels Escalante tenía esperanza de que el coronel N'Dalu, jefe del Estado Mayor de las FAPLA, comprendiera la necesidad de retirarse de Cangamba.
El general de ejército angolano Kundi Payhama, combatiente angolano de excepcionales méritos, le contó al autor: "Había hermandad, había fraternidad, y todo lo que se hacía aquí, se hacía con un sentido diferente. La amistad, el cariño, el sacrificio, la entrega de los compañeros cubanos al dejar aquí su sudor, su sangre, no tiene precio. Que se diga que somos hermanos de facto y eternamente. No hay nada, nada en este mundo que justifique que algo se meta en medio de la amistad entre Angola y Cuba."
Prosigue en el Granma del lunes.
Fidel Castro Ruz
Octubre 9 de 2008
5 y 46 p.m.
(Primera Parte)
Toda la prensa internacional habla del huracán económico que azota al mundo. Muchos lo presentan como un fenómeno nuevo. Para nosotros no es nuevo, estaba previsto. Prefiero abordar hoy otro tema actual de gran interés también para nuestro pueblo.
Cuando escribí la reflexión sobre Cangamba, no conocía el magnífico libro del periodista e investigador cuyos apellidos consigno en el título de esta que ahora publico; había visto únicamente el filme Kangamba, que tan emotivos recuerdos removió en mí. Una y otra vez rememoraba la frase: ¡Los que cayeron en Cangamba no murieron en vano!
Era el mismo propósito que inspiraba mi mensaje, el 12 de agosto de 1983, al Jefe de la Misión Militar cubana en Angola.
Al amanecer, el enemigo se había retirado del campo de batalla, donde el número de sus efectivos ascendía a más de 3 mil hombres armados y asesorados por los racistas sudafricanos, que desde el 2 de agosto venían atacando día y noche las trincheras, ocupadas por alrededor de 600 angolanos de la 32 brigada FAPLA y 84 internacionalistas cubanos, más un refuerzo de 102 hombres enviados desde la región militar de Luena. Luchaban allí sin descanso angolanos y cubanos privados de agua y alimentos, habiendo sufrido 78 bajas mortales y 204 heridos, de ellos 18 muertos y 27 heridos eran cubanos. Al iniciar la retirada, los atacantes perdieron casi todas sus armas y municiones y sufrieron grandes bajas. Las dos mejores brigadas de la UNITA fueron puestas fuera de combate.
El libro de Jorge Martín Blandino se publicó el año 2007, cuando por razones de salud yo no estaba ya en la primera línea. Fue fruto de una larga investigación y de conversaciones con muchos de los que fueron protagonistas de los hechos, así como de la consulta de 34 libros que abordan el tema, algunos de ellos escritos por "oficiales sudafricanos de la época del apartheid" o personas que, engañadas, fueron colaboradoras de la UNITA.
En uno de los más interesantes capítulos se afirma:
"Esa noche, cuando el reloj marca las 14:00 horas en La Habana y las 19:00 en Luanda, se conversa una vez más con la Misión Militar de Cuba en Angola. Concluido el intercambio por vía telefónica, de inmediato se envía el cable que da forma legal a las indicaciones impartidas, las cuales reafirman la decisión tomada anteriormente: evacuar de manera urgente a todos los cubanos de Cangamba; tratar de convencer a los angolanos de que hicieran lo mismo; mantener la exploración en los accesos al poblado y prestar atención a los movimientos de tropas del enemigo en la provincia de Moxico.
"... En Luanda, a las 9:00 horas, se presentan a una reunión con el presidente José Eduardo dos Santos el embajador cubano Puente Ferro y el jefe del Estado Mayor de la Misión Militar cubana en Angola, coronel Amels Escalante. Para sorpresa de los dos cubanos, allí está también el jefe de la Misión Militar soviética, general Konstantín. Inmediatamente después llegan el Ministro de Defensa de Angola y el coronel N'Dalu, jefe del Estado Mayor General de las FAPLA.
"Primero entra al despacho presidencial el embajador, y hace entrega oficial del mensaje enviado a Dos Santos por el Comandante en Jefe. Posteriormente, pasa el coronel Escalante y explica en detalles la apreciación realizada por la máxima dirección cubana respecto a la situación actual en el plano militar, que fundamenta la decisión de evacuar a los internacionalistas de Cangamba, la propuesta de hacer lo mismo de inmediato con los combatientes de las FAPLA y detener la operación en marcha en la provincia de Moxico.
"El Presidente expresa su acuerdo con Fidel, e indica que hagan pasar al general Konstantín. El jefe de la Misión Militar soviética solicita la palabra y emite una opinión que causa sorpresa y también disgusto entre los cubanos. Plantea que, como política, a lo mejor podría aceptar la idea, pero como militar no está de acuerdo con detener la operación, pues a su juicio están creadas las condiciones para explotar el éxito, por ejemplo, con la introducción en combate de más fuerzas, incluida la brigada de desembarco y asalto que acaba de llegar de Cuba."
"El coronel Amels Escalante le recuerda las muchas dificultades surgidas con los suministros durante los difíciles días del ataque enemigo a la aldea. El militar soviético apela al reciente arribo de un avión IL 76, cargado de cohetes C 5, a lo que el cubano contesta recordándole que antes hubo que traerlos desde Cuba, pues en el momento necesario no se contó con ellos. Ante el cariz que toma la reunión, Dos Santos opta por darla por terminada y postergar la toma de una decisión definitiva.
"Pocas horas después, al mediodía, el general Konstantín se presenta en la jefatura de la Misión Militar cubana. Pide disculpas por la forma en que había expresado sus criterios en la reunión con el Presidente y reconoce que antes de emitir una opinión como esa, debió estudiar profundamente la situación creada."
La explicación del historiador es clarísima. La embarazosa situación se había creado y era realmente seria por sus implicaciones en cualquier sentido. Todo estaba en riesgo, y se hizo necesaria una fuerte dosis de firmeza y sangre fría por parte del mando cubano.
En el propio libro, tomando distintos momentos del mismo, se va explicando la esencia:
"Coronel N'Dalu:
"No hay unidad de pensamiento y cuando existe ese problema unos tienen una idea y otros... Se da gran importancia a hablar de 'soberanía', pero es difícil tener tanto territorio, no tenemos tropas suficientes. No es solamente Cangamba, hay muchas posiciones que en realidad se está allí para decir que estamos, pero estratégicamente no tienen importancia. Podemos esperar para más tarde hacer otras ofensivas. Discutimos entre nosotros en el Estado Mayor, con el Ministro de Defensa, y no hay unidad de criterios. Por eso, en determinado momento algunas decisiones demoran porque hay que convencer a las personas, ya que si una unidad se retira y acontece algo, los otros dicen: 'Ocurrió por culpa de los que pidieron la retirada'; si se queda y pasa algo: 'los culpables son los que dijeron que las tropas se mantuvieran'. Realmente nosotros debemos defender las áreas más pobladas, de mayor interés económico y social, y dejar para más tarde los territorios que, estando allí la UNITA o nosotros, la balanza no cambia. Ellos dicen que controlan, pero en realidad no están allí, lo que sí saben que nosotros no estamos tampoco."
El autor reseña los documentos oficiales del MINFAR:
"El Comandante en Jefe, después de meditar un breve tiempo, indica transmitir al jefe de la Misión Militar cubana los siguientes argumentos. Se pregunta qué sentido tiene ahora permanecer en Cangamba. Ha quedado demostrado que la cifra de helicópteros y aviones de combate y transporte existentes en Angola, al igual que los aseguramientos disponibles para estos, resultan insuficientes para garantizar el apoyo a una operación de gran envergadura a la enorme distancia de las bases aéreas a que se encuentra la pequeña aldea. Más complejo aún resulta, como se ha visto en la práctica, garantizar el avance por tierra de tropas de refuerzo, también ubicadas a cientos de kilómetros que hay que recorrer por caminos intransitables e infestados de enemigos. Si extraordinariamente difícil ha sido desplazar los destacamentos blindados en la temporada de seca, no puede ni soñarse con un movimiento de tal magnitud en la época de lluvias que ya se aproxima.
"Se ha obtenido un gran éxito, y no sería racional aspirar a más en este momento... Medita sobre los días amargos pasados durante el cerco y peligro de aniquilamiento del pequeño grupo de internacionalistas, y alerta sobre la necesidad de ser realistas y no dejarse arrastrar por la euforia que siempre acompaña al triunfo: 'No podemos dejar que la victoria se convierta en un revés'.
"El jefe de la Misión Militar cubana muestra su acuerdo, y se decide la rápida evacuación de los internacionalistas cubanos destacados en Cangamba. Inmediatamente, el Comandante en Jefe redacta un mensaje personal dirigido al presidente de Angola, José Eduardo dos Santos" (el impugnado por el general Konstantín), "en el que, a partir de los mismos razonamientos compartidos con el general de división Cintra Frías, le plantea la necesidad de que las FAPLA también evacuen las aldeas de Cangamba y Tempué, a la vez, lo perentorio que resulta fortalecer la defensa de Luena, Lucusse y Kuito Bie. Ante la realidad existente, le comunica la decisión de retirar a todos los cubanos de Cangamba en un breve plazo. También le sugiere posponer hasta la próxima temporada seca cualquier acción ofensiva en la región de Moxico, y concentrar por el momento los esfuerzos en la lucha contra el enemigo en el inmenso territorio que separa a la ciudad de Luanda de la línea que defienden las tropas internacionalistas cubanas en el sur del país, zona que la UNITA considera su segundo frente estratégico.
"A la vez, el coronel Amels Escalante comunica al jefe del Estado Mayor General de las FAPLA y al jefe de la Misión Militar soviética en Angola, la decisión del Comandante en Jefe de detener la operación que desarrollan las tropas internacionalistas cubanas, ante las dificultades con el desplazamiento de las columnas, los problemas de aseguramiento, sobre todo para la aviación, y la proximidad de la temporada de lluvias. Poco después el embajador Puente Ferro y el coronel Escalante se reúnen con el Ministro de Defensa para transmitirle la misma información."
El coronel Amels Escalante tenía esperanza de que el coronel N'Dalu, jefe del Estado Mayor de las FAPLA, comprendiera la necesidad de retirarse de Cangamba.
El general de ejército angolano Kundi Payhama, combatiente angolano de excepcionales méritos, le contó al autor: "Había hermandad, había fraternidad, y todo lo que se hacía aquí, se hacía con un sentido diferente. La amistad, el cariño, el sacrificio, la entrega de los compañeros cubanos al dejar aquí su sudor, su sangre, no tiene precio. Que se diga que somos hermanos de facto y eternamente. No hay nada, nada en este mundo que justifique que algo se meta en medio de la amistad entre Angola y Cuba."
Prosigue en el Granma del lunes.
Fidel Castro Ruz
Octubre 9 de 2008
5 y 46 p.m.
Ellos hubieran sido como nosotros, nosotros hubiéramos sido como ellos
El 10 de Octubre de 1868, en horas de la mañana, en el Batey del Ingenio La Demajagua, frente a los hombres que habían acudido a su llamado, Carlos Manuel de Céspedes legó a los revolucionarios cubanos el ineludible compromiso de luchar por la independencia nacional y la justicia social.
Allí, en medio del silencio, tras la lectura al Manifiesto dirigido a sus compatriotas y a todas las naciones, en el que señaló las causas de la lucha que iniciaba, procedió a darles la libertad a sus esclavos, a quienes dignificó con la condición de "ciudadanos" y los invitó a participar en la lucha emancipadora.
Luego fue presentada la bandera tricolor de la libertad cosida por las manos amorosas de Candelaria Acosta. Y entonces, a la sombra del pabellón, los congregados por el clamor libertario juraron vencer o morir antes que volver a ver el suelo de la Patria pisoteado por cualquier tiranía. Juraron vengar todos los agravios que recibiera la nación. Juraron vencer en la contienda antes que retroceder en la demanda.
Mientras que el Padre de la Patria, en gesto viril, juró acompañarlos hasta el fin de su vida, y si tenía la gloria de sucumbir antes que muchos de ellos, saldría de la tumba a recordarles sus deberes patrios.
El Céspedes que llevó dentro José Martí
NYDIA SARABIA
No existen en discurso o escritura textos más singulares y perdurables en el tiempo que los que escribió José Martí. Es difícil parangonarlo con otros escritores, poetas, historiadores, analistas, sociólogos, politólogos, científicos sociales, sin tener en cuenta que Martí no solo fue un precursor del modernismo, sino su iniciador y esto lo sabía bien su discípulo Rubén Darío.
La dicotomía entre dos de los más importantes géneros en que descolló: la poesía y la oratoria, se deslinda en su noble y profundo pensamiento político, filosófico, cultural. Sin embargo, esa dicotomía se perfila cuando leemos y analizamos párrafos del paralelismo tan preciso y justo que escribió como el titulado: Céspedes y Agramonte, publicado como artículo literario o ensayo en El Avisador Cubano, de Nueva York, el 10 de octubre de 1888, en el aniversario 20 del grito de La Demajagua.
Lo comenzó diciendo:
"El extraño puede escribir estos nombres sin temblar, o el pedante, o el ambicioso: el buen cubano, no. De Céspedes el ímpetu, y de Agramonte la virtud. El uno es como el volcán, que viene, tremendo e imperfecto, de las entrañas de la tierra; y el otro es como el espacio azul que lo corona. De Céspedes el arrebato, y de Agramonte la purificación. El uno desafía con autoridad como de rey; y con fuerza como de la luz, el otro vence. Vendrá la historia, con sus pasiones y justicia; y cuando los haya mordido y recortado a su sabor, aun quedara en el arranque del uno y en la dignidad del otro, asunto para la epopeya. Las palabras pomposas son innecesarias para hablar de los hombres sublimes. Otros hagan, y en otra ocasión, la cuenta de los yerros, que nunca será tanta como la de las grandezas. Hoy es fiesta, y lo que queremos es volverlos a ver al uno en pie, audaz y magnífico, dictando de un ademán, al disiparse la noche, la creación de un pueblo libre, y al otro tendido en sus últimas ropas, cruzado del látigo el rostro angélico, vencedor aún en la muerte. ¡Aún se puede vivir, puesto que vivieron a nuestros ojos hombres tales!" (1)
Se puede decir que desde su adolescencia Martí fue un cespedista consuetudinario. Lo siguió durante su atormentada prisión en las canteras de San Lázaro, lo continuó en su destierro político en España y luego en Estados Unidos. Continuó el paradigmático destino de aquellos hombres sublimes que dieron sus vidas por la libertad y soberanía de su Isla tal como la soñó y murió el Padre de la Patria, al caer en combates desiguales y trágicos: uno en San Lorenzo, el otro en Dos Ríos.
En ese mismo ensayo sobre Céspedes y Agramonte acotará:
"Es preciso haberse echado alguna vez un pueblo a los hombros, para saber cuál fue la fortaleza del que, sin más armas que un bastón de carey con puño de oro, decidió, cara a cara de una nación implacable, quitarle para la libertad su posesión más infeliz, como quien quita a una tigre su último cachorro". (2)
Desde que Martí arribó a Nueva York en 1880 pensó en poner su elocuente oratoria a exaltar la fecha del 10 de octubre, para un llamado a la unidad inquebrantable de los cubanos, tanto los de la emigración como los de la Isla. El 24 de enero de 1880 en su discurso conocido como Lectura Patriótica, en Steck Hall, utilizó frases que hoy se hacen actuales y célebres, tales como: "Esta no es sólo la revolución de la cólera. Es la revolución de la reflexión".
En esa histórica lectura en el Steck Hall añadió otros conceptos y entre estos subrayó: "No hablo yo de aquellos mártires escasos que por cumplir melancólicos deberes, sacrificaron vehementes aficiones; mas sí de los que vivieron de brazo con los electos españoles, y les sirvieron en sus oficinas, y escribieron en sus periódicos, y se alistaron en sus filas, y engastaron en la luctuosa cinta de hule los colores a cuya sombra se disparaban en aquel instante las balas que echaban por tierra a Ignacio Agramonte y a Carlos Manuel de Céspedes... ". (3)
En Céspedes también aleteó y creció la integración y emancipación hispanoamericana de El libertador Simón Bolívar. Martí conocía bien este pensamiento bolivariano cuando indagaba aquella ayuda solidaria que Venezuela enviaba a los patriotas cubanos como las expediciones que salían, burlando las cañoneras españolas, de Puerto Cabello y Maracaibo en el glorioso Virginius, entre ellas la conocida como la expedición bolivariana que organizaron y trajeron a la Isla los generales Manuel y Rafael de Quesada y Loynaz, cuñados de Céspedes. Esas expediciones mantuvieron viva la guerra que duró diez años heroicos, cuyo análisis historiográfico y epistemológico todavía merece profundizarse con nuevos y fidedignos documentos. En esas expediciones se transportaron pertrechos de guerra, acémilas, alimentos, ropa, medicinas y también hermanos venezolanos, algunos de ellos dieron sus vidas por la causa revolucionaria de Cuba. La guerra de los diez años (1868-1878) dio al Ejército Libertador Cubano, siete generales, el mayor número de combatientes de todo el Caribe y el continente. (4)
Cada 10 de octubre era una fiesta, como bien señaló Martí y a esa memorable efeméride le dedicó sus encendidos discursos, así como a los heroicos bayameses y camagüeyanos que se levantaron en armas. La oratoria martiana de esa fecha es una dialéctica para todos los tiempos. Los dictó en el Masonic Temple, en el corazón de Nueva York , el 10 de octubre de 1887, en 1888 y 1889, en el Hardman Hall, así como el de 1890 organizado por el club Los Independientes. Luego vendría la renuncia de su trabajo como cónsul de Argentina y Uruguay, y en la prensa para dedicarse a recorrer países del Caribe y América en la propaganda del Partido Revolucionario Cubano y organizar la "útil y necesaria guerra".
Ahora que en algunas partes fuera de Cuba se insulta, se reniega y se calumnia a esa pasión martiana por la libertad, la justicia social, donde existen sietemesinos, neoanexionistas y seudomartianos, tenemos la oportunidad de apuntar algo para acentuar el sentimiento patriótico y revolucionario, la sensibilidad por ese Céspedes que llevó dentro José Martí, y no dejar de pensar en su famoso Céspedes y Agramonte como para releerlo todos los días.
Notas:
(1) José Martí. Obras Completas. Editorial Nacional de Cuba. La Habana, 1963. t. 4 , p. 358 a 362.
(2) Ibídem, ob. Cit., t. 4, p. 358.
(3) Ibídem, ob. Cit., t. 4, p. 183
(4) Nydia Sarabia. Entre la memoria y el tiempo. Ediciones Verde Olivo. La Habana, 1996.
Entrevista a Alberto Velazco, embajador de Cuba en España:
"La mejor ayuda que nos puede hacer Estados Unidos es poner fin al bloqueo"
Guillermo Nova
larepublica.es
Toda la atención del mundo se centró en Cuba, pero esta vez no era una declaración política, un logro deportivo ni un nuevo descubrimiento científico, esta vez era una enorme catástrofe natural causada por el paso de dos huracanes, que asoló a la mayor de las Antillas, sólo paliada por la buena coordinación de la Defensa Civil. En la siguiente entrevista a Alberto Velazco, embajador en España de la República de Cuba, nos analiza como se vivió el fenómeno y sobre todo como está siendo el día después.
Viendo la crudeza de las imágenes de los huracanes y su fuerza destructiva, ¿se podría decir que es el mayor desastre natural que ha vivido Cuba?Las imágenes no son capaces de reflejar exactamente todo el nivel de destrucción que causaron estos huracanes, hay que tener en consideración que entre Gustav e Ike apenas pasaron diez días, es decir que hubo destrucción sobre destrucción mientras intentábamos recuperarnos del primero, causando unos daños valorados preliminarmente en unos cinco mil millones de dólares, lo cual da una idea de la magnitud del desastre.
¿Esta situación en qué puede afectar al fenómeno de recuperación económica que se estaba viviendo en Cuba?
El país no se ha paralizado, continúa con sus obras y sus programas, y los desastres naturales como estos que hemos sufrido evidentemente afectan al conjunto de la sociedad cubana pero no por ello vamos a detener lo que veníamos haciendo sólo que ahora se nos hace mas complicado, por todos los daños que nos ha causado.
Algo que ha sido reconocido internacionalmente es la buena preparación de Cuba y el papel destacado de la Defensa Civil ante estos sucesos.
Nosotros tuvimos una amarga experiencia con un huracán en 1963 llamado Flora que costó más de un millar de victimas y a partir de ese momento comenzamos a desarrollar un plan de creación de embalses, porque los mayores daños que causó el ciclón fue en el desborde de los río, todo este sistema de embalse sirve para almacenar las torrenciales lluvias en épocas de ciclones además de abastecer a la población.
Nuestro sistema de Defensa Civil está concebido fundamentalmente para salvar vidas, a pesar de ello en el caso concreto del Ike fueron siete personas que perdieron la vida y murieron por imprudencias que cometieron.
El sistema de presas y micropresas tratan de parar esas riadas que arrasan con vidas y bienes en el país, esto ayudado por el sistema de meterología.
Hay que destacar el papel de la Defensa Civil y dentro de ello el papel de nuestras Fuerzas Armadas Revolucionarias que ponen sus medios en función de evacuación y reconstrucción de las zonas, en el fondo es toda la sociedad en su conjunto la que se vuelca.
¿Cómo valoraría la respuesta de Estados Unidos hacia Cuba?
La actitud de Estados Unidos ha sido muy hipócrita, primero ofrecieron cincuenta mil dólares de ayuda y observadores, la respuesta nuestra fue que no queríamos ni necesitábamos que nos enviasen un equipo de evaluación si nosotros sabemos perfectamente cuales han sido los daños que nos ha causado el huracán, porque somos nosotros los que tenemos las casas derruidas y las cosechas perdidas.
La respuesta nuestra fue que nos levantaran el bloqueo durante al menos seis meses, para de esa manera poder comprar lo que necesitábamos y a esto respondieron dando dinero a organizaciones contrarrevolucionarias radicadas en Estados Unidos para tratar por esa vía de politizar la supuesta ayuda.
Nos han presentado varias propuestas a las que nosotros hemos respondido con el mismo criterio, porque es una hipocresía que un país que lleva cincuenta años imponiéndonos un bloqueo nos venga ahora a plantear que quiere ayudarnos.La mejor ayuda que pueden dar a Cuba es eliminar el bloqueo norteamericano, que es un verdadero genocidio contra nuestro pueblo.
Pero hay que dejar claro que nosotros no hemos solicitado ayuda ni del gobierno norteamericano ni de nadie, no hemos salido al mundo a decir que nos ayuden.Recientemente Alicia Alonso lanzaba la pregunta de cómo se puede bloquear el derecho a vivir, ¿qué significa en el día a día de los cubanos este bloqueo?
El bloqueo afecta a todos y cada uno de los sectores de la vida de nuestro pueblo, desde impedirnos comprar equipamientos para nuestros centros asistenciales y de salud, hasta todas las trabas que se nos interponen en nuestras relaciones internacionales, es una verdadera persecución la que existe contra nosotros. Por ejemplo no podemos utilizar los bancos norteamericanos para hacer transacciones comerciales o las empresas filiales norteamericanas no pueden comerciar con Cuba.
Para que se haga una idea de lo que le digo nos sirve un detalle, los barcos que toquen puerto en Cuba no pueden hacerlo en Estados Unidos hasta pasados seis meses, eso encarece enormemente los costos de los fletes, en fin afecta la vida completa de un pueblo.
En contraste con esto, ¿cómo ha sido la respuesta de la solidaridad?
Es impresionante desde el primer día la ayuda que hemos recibido de la solidaridad española, donde diversas organizaciones han abierto distintas cuentas para recabar dinero, así como un gran número de actividades y todo esto ha sido de manera espontánea no ha sido incitada por nosotros. Quisiera aprovechar para agradecerle al pueblo español las infinitas muestras de solidaridad que han tenido con nosotros.
¿Ahora mismo Cuba cuál es la mayor ayuda que necesita?
Toda ayuda es buena desde alimentos a materiales de construcción, pero sobre todo son muy importantes los aportes financieros, porque lo más fácil es hacer una transferencia bancaria, pero además porque con ese dinero nosotros podemos adquirir los productos que necesitemos en los mercados que nos resulten más convenientes.
Antes decía que Estados Unidos supeditó su ayuda a la evaluación de los daños, justamente ahora se cumplen diez años de otro momento de colaboración entre ambos países que dio origen al caso de los Cinco.
Realmente fuimos nosotros los que le ofrecimos al FBI la información que teníamos sobre planes para cometer actividades terroristas y este organismo se dedicó a buscar cuales eran nuestras fuentes de la información que les habíamos brindado a ellos. Desde entonces hay cinco compañeros nuestros presos en cárceles norteamericanas precisamente por luchar contra el terrorismo.
Entrevista a Fabio Marcelli, miembro de la Asociación Europea de Juristas para la Democracia y los Derechos Humanos
"Deben saberse las implicaciones internacionales del caso de Los Cinco y cómo EEUU subordina la justicia y el derecho al interés por mantener su hegemonía"
M.L. González
Rebelión
La trayectoria profesional de este abogado lo sitúa, siempre desde la denuncia, en el ojo del huracán de las violaciones de derechos contra personas y pueblos en el mundo (Israel, Estados Unidos, Turquía....). Repasándola uno puede extraer que, como respuesta, Fabio Marcelli (*), experto en derecho internacional, se ha empeñado en buscar los mecanismos para rebelarse ante la injusticia; no en cualquier parte donde esta lacra exista, sino allí donde los que la sufren están más a merced de los engranajes del poder y del despotismo de los Estados.
El caso de los Cinco es uno de esos empeños de Marcelli. Supo de él a través de un llamado hecho por la Asociación Internacional de Juristas demócratas; el resto de su acción, divulgativa y de combate, la hace "porque aprecio mucho a Cuba.
Desde el punto de vista del Derecho Internacional, ¿qué análisis puede hacerse de este proceso?
Sobre todo, en mi opinión, habría que resaltar que en este caso se da una violación flagrante, por parte de las autoridades estadounidenses, de la obligación que tienen los Gobiernos de cooperar contra el terrorismo. Pero es que, además, hubo y sigue habiendo varias violaciones de los derechos humanos de los Cinco y de sus familiares, tal como subrayó el Grupo de Trabajo sobre detenciones arbitrarias de Naciones Unidas.
La Fiscalía estadounidense no ha podido probar ninguno de los cargos por los que se dictaron gravísimas penas contra los Cinco.
Además de esto, una instancia de la ONU y un panel de tres jueces del Onceno Circuito de Atlanta declararon ilegales sus detenciones y nulos el juicio y las sentencias contra ellos, ¿qué consecuencias tiene, para la credibilidad de la justicia de EEUU, que estos hombres (a la vista de estos hechos) sigan en prisión y no hayan tenido un nuevo juicio, tal como indicaba la decisión del panel de tres jueces?
En este punto creo necesario señalar que, aunque no se dé una traslación inmediata de los hechos al terreno de lo real, las consecuencias de este caso, para la administración de justicia estadounidenses, son extremadamente negativas. A nadie, salvo que no conozca el caso, puede escapársele que el proceso seguido contra Ramón Labañino, Fernando González, Antonio Guerrero, Gerardo Hernández y René González es un juicio político y que, a la vista del derecho y de la justicia, no constituye otra cosa que una farsa dantesca.
Existen precedentes en otros pronunciamientos de la justicia norteamericana (Sacco y Vanzetti, Ethel y Julios Rosenberg, Mumia Abu-Jamal), ¿qué analogías pueden extraerse de estos casos con el de Los Cinco y qué consecuencias podría traer ello de cara a la resolución final de esta causa?
En todos estos casos la justicia ha sido puesta al servicio de la política, se ha convertido en su instrumento y ello significa que la justicia, como tal, se ha negado a sí misma, a su espíritu y a los fines que debe cumplir. Y no se trata de eso; no vale pervertir la justicia, hay que defenderla, por encima de cualquier interés particular o político.
Ocurre que en el caso de los Cinco, las circunstancias que concurren son aún más graves, porque resulta evidente la instrumentalización política de este juicio en beneficio de la comunidad de exiliados cubanos de Miami, casualmente grandes electores de Bush.
Háblenos del caso concreto de Gerardo Hernández. Según el abogado Weinglass es el más fácil de resolver judicialmente, pero, pese a ello es sobre el que pesan mayores penas (dos cadenas perpetuas).
Este es el aspecto más político de todos. Los jueces y la Fiscalía de Estados Unidos han querido involucrar a Gerardo en el derribo (hecho por Cuba, en base a la violación continuada de su espacio aéreo y después de haber lanzado varias advertencias sobre ello) de los aviones de la organización "Hermanos al Rescate" cuando es evidente que la decisión fue tomada autónomamente por el gobierno cubano y que fue legitima según el derecho internacional. En junio los jueces de Atlanta se dividieron al respecto y la jueza kravitch emitió una opinión individual en la cual absuelve a Gerardo de cualquier acusación.
Otro aspecto escandaloso del caso de Gerardo es que tendrían que revisar la pena por espionaje que pesa sobre él y que, como en el caso de sus otros compañeros, también es excesiva. Lejos de esto, los jueces afirman textualmente que "…en definitiva ya tiene una cadena perpetua y que nunca podría pagar dos, así que, por lo tanto no vale pena gastar energías en revisarla".
La antítesis de lo que sucede con los Cinco es el trato dispensado al terrorista confeso, Luis Posada Carriles, por parte de la administración de justicia estadounidense. ¿Cómo se sostiene que un asesino confeso, con delitos de sangre a sus espaldas esté en libertad mientras personas como los Cinco o Mumia sigan en la cárcel?
Esta también es la demostración del carácter político de la justicia penal en Estados Unidos. Además el gobierno estadounidense rechazó el pedido de extradición presentado por Cuba y Venezuela, con lo que nuevamente están incumpliendo el deber que tienen de cooperar contra el terrorismo.
Tras el fallo de la Corte de Apelaciones de Atlanta, el siguiente paso es el recurso ante el Tribunal Supremo de EEUU, ¿qué resultado es el que cabe esperar de dicho Tribunal? ¿podría, en último término, elevarse el caso a los tribunales internacionales?
La corte suprema es la máxima jurisdicción estadounidense, pero no por eso cabe esperar algo distinto de ella. El juicio contra los Cinco no tiene nada que ver con lo legal, tiene que ver con la política y eso es lo que va a determinar la decisión.
En cuanto a los tribunales internacionales, no existen muchas posibilidades de que se acuda a ellos. La política de EEUU es extremadamente cauta con respecto someterse a la justicia internacional. No obstante, lo que sí pude hacer el Gobierno de Cuba es pedir una opinión consultiva a la Corte Internacional de Justicia a través de la Asamblea General de Naciones Unidas, la cual, por cierto, se pronuncia cada año y cada vez en mayor número a favor del fin del bloqueo de los EEUU contra ese país, otra de las cuestiones por las que el Gobierno estadounidense debería responder ante el mundo.
¿Qué puede decirnos del papel de la solidaridad? Existen cerca de 300 asociaciones y comités por los Cinco en más de cien países del mundo, ¿qué podemos hacer desde esas plataformas para lograr la liberación de estos cinco hombres, injustamente presos en cárceles de máxima seguridad de los EEUU por defender a su país del terrorismo?
Lo principal, creo yo es que insistan en subrayar las implicaciones internacionales de este juicio, así como sus aspectos jurídicamente escandalosos. Todavía existe un enorme desconocimiento sobre este caso, sobre las claves y las circunstancias que lo rodean. El caso de Los Cinco debe ser conocido en toda su dimensión, de la misma forma en que debe saberse que la política de Estados Unidos es una política imperialista que subordina la justicia y el derecho al interés por mantener su posición de dominio mundial.
Haciendo una proyección de futuro, la misma sociedad civil estadounidense podría darse cuenta de esto y obrar para afirmar la justicia y el derecho.
(*) Fabio Marcelli (Roma,1956) es primer investigador en el Instituto de Estudios Jurídicos Internacionales del Consejo Nacional de Investigaciones de Roma. Vicesecretario de la Asociación Internacional de Juristas Demócratas, miembro del Consejo de administración de la Asociación Europea de los Juristas para la Democracia y los Derechos Humanos en el Mundo y presidente del Centro de Investigación y Elaboración para la Democracia (CRED). Ha ejercido como observador internacional en importantes juicios en Turquía, Israel y Estados Unidos y en procesos electorales de Venezuela. Es autor de 5 libros y 75 artículos sobre temas de derechos internacional
M.L. González es miembro de la Plataforma Canaria de Solidaridad con los Pueblos, organización que aprovecha este texto para expresar, hoy, Día Mundial contra el bloqueo, su rechazo absoluto a esta medida de guerra ejercida por los EEUU contra Cuba desde hace casi 50 años, así como su apoyo al pueblo cubano y su Revolución.
-- JULIO CONCEPCION GONZALEZ
PRIMER SECRETARIO
OFICINA DE PRENSA
EMBAJADA DE CUBA REPUBLICA DOMINICANA
http:// embacu.cubaminrex.cu/dominicana
Cinco cubanos antiterroristas llevan ya 10 años encarcelados, mientras un terrorista confeso, Luis Posada Carriles, es puesto en libertad. www.antiterroristas.cu www.familiesforjustice.cu