Historia y curiosidades de la investidura presidencial en EEUU

Nuevo presidente de EE. UU., la gran celebración
Por EFE Reportajes / Autor: Manuel Carretero

Barack Obama viajará en tren a Washington para asumir la Presidencia de EE. UU., un trayecto que, además de una querencia de proximidad al pueblo, es un guiño más al legado de Abraham Lincoln, quien también utilizó este medio de transporte para su investidura. Otros presidentes del país ni siquiera pudieron tomar posesión en Washington, y a uno de ellos, la propia ceremonia acabó por costarle la vida.


Los actos para la histórica llegada de Barack Obama a la Presidencia de Estados Unidos comenzarán el 18 de enero en Washington, con una ceremonia de bienvenida en las escalinatas del Lincoln Memorial, el monumento que rinde homenaje al 16 presidente del país, Abraham Lincoln (1861-65).
Obama, como hizo Abraham Lincoln, viajará a Washington en tren para la toma de posesión, en un viaje que durará una jornada y en el que habrá paradas con actos de celebración en Filadelfia, Wilmington y Baltimore.
Un guiño más al legado del presidente que propició la abolición de la esclavitud en EE. UU., y quien, en su segunda toma de posesión, el 4 de marzo de 1865, hizo que por primera vez la población afroamericana interviniese en un festejo inaugural: un batallón de ciudadanos de raza negra desfiló en la parada por las calles de Washington, desde el Capitolio hasta la Casa Blanca.
Los discursos inaugurales de Lincoln estuvieron marcados por el dramatismo de la Guerra Civil (1861-1865). El primero se produjo un mes antes de que empezara la guerra, y el segundo un mes antes de que acabara. La lucha fraticida le costó la vida a Lincoln, que fue asesinado el 14 de abril de 1865.

JURAMENTO Y BAILES
El primer presidente negro de Estados Unidos jurará ante el presidente del Tribunal Supremo, John Roberts, con su nombre completo, Barack Husein Obama, como hicieron sus predecesores inmediatos: George Herbert Walker Bush, William Jefferson Clinton y George Walker Bush.
No existe una tradición establecida al respecto y, por ejemplo, Ronald Reagan juró el cargo con ese nombre, y no como Ronald Wilson Reagan; también su predecesor inmediato lo hizo como Jimmy Carter, no como James Earl Carter, y Dwight D. Eisenhower y Gerald R. Ford sólo se refirieron a su segundo nombre de pila por la inicial, no con el enunciado completo.
Un presidente ni siquiera pronunció su nombre: Lyndon B. Johnson, a bordo del avión presidencial Air Force One, tras el asesinato de John F. Kennedy en Dallas en 1963, se limitó a decir: "Juro solemnemente".
Johnson tomó posesión ante la juez de Texas, Sarah Hugues, quien se convirtió así en la primera mujer de la historia que sujeta la Biblia a un presidente de EE. UU.
La Constitución no estipula de manera expresa que los presidentes deban jurar el cargo con su nombre y sólo formula, en su artículo II, el enunciado del juramento: "Ocupar fielmente el cargo de presidente de EE. UU. y defender, mantener y proteger, tanto como sea capaz, la Constitución de Estados Unidos".
Siguiendo con las tradiciones, Obama jurará su cargo en el exterior de un edificio público –las escaleras del Capitolio de Washington- y con la mano sobre la Biblia, para iniciar después una fiesta con fuegos artificiales y los bailes oficiales de investidura.
En estos bailes, de máxima gala, el presidente comparece durante unos minutos en cada uno para pronunciar unas breves palabras y danzar con la primera dama.
La jura en el exterior de un edificio público, ante decenas de miles de personas, el discurso y el baile, son tradiciones que se remontan al primer presidente del país, George Washington, quien asumió su cargo el 30 de abril de 1789 en el balcón del Federal Hall de Nueva York, donde se instaló provisionalmente la capital de la joven nación americana.
A continuación, Washington pronunció su discurso de toma de posesión en la Cámara de Senadores.
George Washington, presidente de 1789 a 1797, ordenó la construcción de la Casa Blanca, que nunca llegó a habitar. La flamante sede de la Presidencia la estrenó su sucesor, John Adams, presidente del país entre 1797 y 1801, después de que Washington renunciase a un tercer mandato.
Cuando Franklin Delano Roosevelt, el demócrata que cubrió una década y media de historia -los años treinta, de la Gran Depresión, y casi toda la Segunda Guerra Mundial- fue elegido para cuatro mandatos, de 1933 a 1945. Durante su etapa se introdujo la enmienda 22 en la Constitución, que limita la Presidencia a dos legislaturas.
Roosevelt fue quien adelantó la investidura del nuevo presidente, de marzo a enero, para acortar la transición, que empieza con las elecciones del primer martes después del primer lunes del mes de noviembre.







ACCIDENTADAS INAUGURACIONES
Con la jura de Thomas Jefferson, tercer presidente, se produjo el primer cambio de partido de la historia de EEUU: de los federalistas a los republicanos.
Aunque su espíritu de concordia le llevó a decir, en su discurso inaugural: "Todos somos republicanos, todos somos federalistas", su antecesor, John Adams, decidió no asistir al acto y boicotear la toma de posesión, el 4 de marzo de 1801.
Ahora, el equipo de Obama quiere una investidura "abierta, accesible y que refleje un espíritu de unidad para los estadounidenses de todas las edades".
Pero seguro que no tan cercana como la del general Andrew Jackson, todo un populista, el primer presidente que abrió las puertas de la Casa Blanca, aunque sin tener en cuenta las reacciones impulsivas del pueblo.
El presidente Jackson, como narraba la cronista de la época Margaret Bayard Smith, “acosado, escapó a sus aposentos... En la lucha por conseguir refrescos, se rompió la vajilla y la cristalería, por valor de varios miles de dólares. Se vieron mujeres desmayadas y hombres sangrando por la nariz. Aunque se esperaban señores y señoras, apareció el pueblo en masa. Pero era el 'día del pueblo' y él era 'el presidente del pueblo'...".
El segundo magnicidio de la historia de EE. UU. el de su presidente número 20, James Garfield (1881), hizo que su sucesor, Chester Arthur, jurara en su casa de Nueva York el 20 de septiembre de 1881.
El 2 de agosto de 1923, la muerte repentina de Warren Harding -esta vez por causas naturales- hizo que Calvin Coolidge jurara su cargo en la casa de campo de su familia, en Plymouth (Vermont). El notario público que le tomó el juramento fue su propio padre.
El 9 de agosto de 1974, a Gerald Ford le tocó prestar juramento a toda prisa por la dimisión de Richard Nixon, salpicado en el escándalo del "Watergate".
La espectacular nevada que cayó el 20 de enero de 1961 sobre Washington no empañó la investidura de John F. Kennedy, todo brillo y esplendor en una gala que dirigió Frank Sinatra, con actuaciones como las de Frederic March, Nat King Cole o Mahalia Jackson.
Pero la más impresionante de las investiduras presidenciales debió ser la de William Harrison, el noveno mandatario de EE. UU.
El 4 de marzo de 1841 fue un día tan frío y tan húmedo que el presidente se resfrió durante la ceremonia. Tanto, que Harrison pilló una neumonía que lo mató sólo un mes después, convirtiéndose en el primer, y hasta ahora único, presidente fallecido de causas naturales durante su mandato.
Hombre de muchas palabras, Harrison había leído el discurso inaugural más largo de la historia, más de 8.000 palabras durante casi dos horas, que además hizo sin llevar abrigo.
(Tomado de MSN Latino)