VARIAS NOTAS DE LA EMBAJADA DE CUBA EN DOMINICANA

Deisy Francis Mexidor
En vuelo procedente de Honduras llegó a La Habana, en horas de la noche de ayer, la Presidenta de la República de Chile, Michelle Bachelet Jeria, quien fue recibida al pie de la escalerilla del avión en la losa del aeropuerto internacional José Martí por el Primer Vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros, José Ramón Machado Ventura.

La aeronave que condujo a Bachelet a la Isla tocó tierra cubana y detuvo sus motores poco después de las 9:17 p.m., dando inicio así a la visita oficial de la mandataria sudamericana a la nación caribeña, que se extenderá hasta el próximo 13 de febrero, en cumplimiento de una invitación del General de Ejército Raúl Castro Ruz, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros.
La dignataria chilena viaja en compañía de una nutrida delegación integrada, según expresó en breves declaraciones a la prensa, por "más de 100 personas" que incluyen ministros de su gabinete, parlamentarios, empresarios y personalidades de la cultura, entre otros. Con el propósito —dijo— de fomentar la integración regional y el diálogo político.

Destacó además su presencia con motivo de la inauguración de la XVIII Feria Internacional del Libro, dedicada en esta oportunidad a Chile, y manifestó sentirse muy contenta "porque después de tantos años (37) es la primera vez que un presidente chileno llega a Cuba".

Este miércoles, Bachelet Jeria comenzará sus actividades en esta capital con la colocación de una ofrenda floral en la base del monumento al Apóstol en la Plaza de la Revolución. Dentro de su apretado programa sostendrá las conversaciones oficiales con Raúl y recorrerá instituciones de interés económico, cultural, histórico y científico como los centros de Ingeniería Genética y Biotecnología, e Internacional de Restauración Neurológica.

Lagomasino en un millón de corazones
Freddy Pérez Cabrera

Voy confiado, estoy en buenas manos, expresó Noel Miguel Hernández Cepero a las enfermeras que lo atendieron en la sala 18, instantes antes de partir hacia el salón de operaciones donde sería intervenido quirúrgicamente por un equipo de reconocidos especialistas del Cardiocentro Ernesto Guevara, de Santa Clara.

Al despedirse de Zoraida Hernández, la esposa, y de Alejandro, su hijo, Noel los abrazó fuerte y, en un susurro, les repitió, "no se preocupen, quien me va a operar es el profesor Lagomasino".
A Cepero, un cardenense de 58 años de edad que padecía una obstrucción severa en varias arterias coronarias, le serían colocados tres puentes, una riesgosa manipulación que, de tener éxito, podía prolongarle la vida.

Ya en el salón Noel fue atendido por un grupo de prestigiosos expertos encabezados por los cirujanos cardiovasculares doctores Gustavo Bermúdez, Noel Castillo, Jean Luis Chao y Ernesto Chalup; por el también doctor Jorge Luis Méndez, anestesiólogo, así como por las licenciadas Eva Sánchez, Yamilé Medina, Lídice Bermúdez, Xiomara Abraham y Milagros Díaz.

A TODO CORAZÓN
La llegada del doctor Lagomasino Hidalgo al salón resulta todo un acontecimiento. El equipo médico y paramédico que lo acompaña en la operación y que ya lleva cerca de una hora de trabajo con el paciente guarda respetuoso silencio en espera de las órdenes e indagaciones de rigor del cirujano principal.

Anestesiólogo, ¿alguna complicación?; comportamiento de los signos vitales; Gustavito, ¿localizaste la arteria mamaria?, Chao ¿cómo va esa pierna?, Eva, todo listo... y así va comprobando cada uno de los detalles que garantizan el éxito de su intervención.

Lagomasino da el listo y se encamina hacia el lugar que le corresponde en el quirófano. A partir de ese momento se agudiza la tensión en el salón. Cualquier error puede provocar la muerte del paciente y eso ellos no se lo perdonarían.

Son horas interminables en las cuales estos 11 gladiadores de la salud se afanan para salvar la vida de un ser humano, convencidos de que afuera una familia espera el mejor de los resultados.
Tras batallar casi tres horas con el músculo cardiaco, Álvaro Lagomasino levanta la mirada y esboza una sonrisa a sus acompañantes como para anunciar que la operación ha resultado un nuevo triunfo para el colectivo del Cardiocentro Ernesto Che Guevara.

Ahora sí está en condiciones de revelar a los lectores de Granma algunos secretos de su vida:
—¿De dónde es usted?
—Soy habanero, de la Víbora.
—¿Entonces qué hace en Santa Clara?
—Es una larga historia. Vine aquí en 1969 para continuar los estudios de Medicina, interrumpidos en La Habana al ser separado de la carrera por errores que cometen los jóvenes. Aquí me enamoré de la que sería mi esposa y de esta ciudad que es la tierra del Che, un hombre a quien tanto admiro, razón por la cual decidí quedarme para siempre en Santa Clara.
—¿Cómo llega la vocación por la Medicina?
—Bueno en realidad nunca tuve apego por esta carrera, aunque mamá siempre expresaba que cuando yo tenía dos años decía que quería ser médico, de lo cual no me acuerdo. En realidad ansiaba ser piloto, pero fui denegado por padecer de asma. Después pensé estudiar Arquitectura y al final decidí ser médico.
—Por suerte para este país.
—Y para mí. En el transcurso de la carrera fui formando la vocación por esta profesión que es mi vida.
—¿Y la cardiología?
—El responsable de eso es Fidel, quien a finales de la década del 70 se empeñó en fomentar la Cirugía Cardiovascular y la Nefrología, las cuales estaban muy atrasadas en el país. Tuve la dicha de ser uno de los seleccionados para ir a Ciudad de La Habana a estudiar en el Instituto de Cardiología y cuando me gradúo vengo a trabajar al Cardiocentro de Santa Clara, fundado en 1986.
—¿Cuándo fue la primera vez que operó un corazón?
—En 1983, entonces era cirujano general. Te confieso que estaba muy emocionado. Pensé que sería algo muy difícil, sin embargo en la medida en que avanzaba la operación fui entrando en confianza y aquello salió bien.
—¿Ya no se pone nervioso cuando opera?
—Sí como no. Cada vez que entro al salón me pongo muy tenso, aunque no lo aparente. Imagínate es la vida de un ser humano lo que tienes en tus manos.
—¿Qué hace la noche antes de entrar al salón?
—Vuelvo a estudiar bien el caso y después trato de hacer algo que me relaje y que no tenga nada que ver con la medicina, como la lectura o la televisión. A veces me pongo a pintar, recuerda que soy amigo de Pedro Méndez y del colectivo de Melaíto.
—¿Qué siente cuando las cosas salen bien?
—Una satisfacción muy grande, y mientras más complicado es el caso más contento me pongo. Enseguida pienso en la familia del paciente que confió en nosotros.
—¿Y si sale mal?
—Eso es una desgracia. Paso días muy triste, es como si muriera un familiar cercano.
—¿Se considera un cirujano famoso?
—Como dijera Martí "Toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz". Yo soy una gente de pueblo. Dondequiera que llego me reconocen, me saludan, me abrazan, es lo más lindo del mundo. Eso no tiene precio.
—¿Cómo quisiera que lo recordaran sus pacientes?
—Como un amigo que los ayudó en un momento difícil.
—¿Nunca ha pensado que en otro país a lo mejor fuera millonario?
—Quién dijo que yo no soy millonario. Aquí tengo el cariño de un millón de personas que me quieren y un país muy lindo al que no se puede traicionar.
-- JULIO CONCEPCION GONZALEZ
PRIMER SECRETARIO
OFICINA DE PRENSA
EMBAJADA DE CUBA
REPUBLICA DOMINICANA
Cinco cubanos antiterroristas llevan ya 10 años encarcelados, mientras un terrorista confeso, Luis Posada Carriles, es puesto en libertad.