VESTIGIOS DE UNA CULTURA INDOMABLE, NUESTRA TIERRA

Esencia de albañal era la nuestra, manantial de fortuna vislumbraban nuestros ojos, miseria y desventura caen en el ocaso y así llegamos a nuestros días.

La nación dominicana, rinconcito que irradia esplendor desde los tiempos de nuestros antepasados, los aborígenes, que nos legaron nuestro carácter apacible aunque bravío en ocasiones.

La dominicanidad existe como resultado de la herencia taína. La raza y las culturas no son “puras”, generación tras generación diferentes elementos juegan en los entornos, hecho que permite que la composición de los pueblos cambie, su forma de ver el mundo y ciertas costumbres; dominicana no es la excepción, estamos enriquecidos por una mezcla de culturas.

La identidad dominicana es ese delicado sello que nos presenta como nación con raíces siempre sólidas y costumbres diferenciadoras.

Nuestra pequeña tierra, patria grande, compuesta por emblemas que simbolizan el amor y la gallardía del pueblo dominicano, la entereza y las batallas libradas para convertirnos en lo que ellos nombraron República Dominicana que desde ese momento hasta nuestros días portamos con orgullo.

Y el glorioso que enarbolamos como señal de nuestra soberanía, en el corazón de mi patria ondea orgulloso y soberano, sus colores llevo en mi alma con devoción y esperanza; es el azul nuestros ideales de progreso y libertad con Dios que protege la nación de intromisión y adversidad. El blanco en la cruz es la pureza, la paz y unión de los dominicanos y el rojo...rojo sangre, la sangre vertida por nuestros libertadores.

Es el emblema de mi patria, símbolo de honor; hasta mi último respiro daré por tu valor y no en vano te enarbolamos por la paz, la libertad y la gloria de nuestro bravío pueblo eternamente soberano.

Desde lo lejos se escuchan notas de esplendor, composición gloriosa que devela tu lucha por mi nación y hoy rendimos tributo a los mártires de la verdad. El himno, el escudo y la bandera, sellos de tu victoria, mi victoria, nuestra victoria.

Hoy ocurren cambios en mi patria, las naciones del mundo comparten una cultura “el amor por nuestras patrias”, ¿acaso no es eso lo que buscamos?; la unión en nuestros días es tan elevada como la posibilidad de encontrar una huella en el mar y una aguja en un pajar.

Todos los procesos que se desarrollan en el país forman parte de nuestra identidad, esos cambios en los que las fronteras ya no lo son más y al mismo tiempo el abismo se acrecenta entre nuestras naciones.

Mi pequeña patria, patria grande, nuestra patria, nación de paraísos terrenales y, aquí, en este rinconcito del mundo se observa orgullosa y soberana la insignia que grita: ¡Dios, Patria y Libertad!, que viva la República Dominicana.


¡Nuestra Tierra!
Vestigios de una cultura indomable.




Este ensayo sobre la Identinad Nacional, es de la autoría de Chanely González Cabrera, con el que esta estudiante del Nivel Medio del Centro Educativo San José de la ciudad de San Fernando de Montecristi, República Dominicana, participó en el Concurso Nacional de Ortografía, Etapa Provincial, efectuado el jueves 8 de abril 2010.