TEMA DE FONDO CON JUAN T H


REELECCION Y ALGO MÁS

Por JUAN T H

El presidente Leonel Fernández intentará, por cualquier vía, mantenerse en el poder más allá del 2012 cuando concluye su mandato. Su afán de ganar el Congreso no deja lugar a dudas. Buscará cualquier resquicio, cualquier excusa que le permita seguir en el Palacio Nacional, a menos que una situación política nacional e internacional poderosa se lo impida. Quien crea lo contrario, quién piense que el presidente agotará los dos años que le quedan para irse a su casa, ha perdido el juicio o la capacidad de análisis.

Los hechos indican que el presidente no se retirará, que al contrario, intentará quedarse. Lo he dicho en varias ocasiones. El tema de la reelección ha sido colocado en agenda por el gobierno. Al mismo tiempo el Palacio Nacional anuncia inauguraciones de obras hasta el año próximo. El presidente recorrerá todo el país incrementando el clientelismo y el paternalismo. No hay que ser genio para darse cuenta de que el presidente Fernández está en campaña. El tema legal no le preocupa en lo más mínimo. Al fin y al cabo, como decía su líder y guía Joaquín Balaguer, “la Constitución no es más que un pedazo de papel”. Y como tal la ha tratado Leonel. Si es vieja o nueva, le importa un bledo. Sus intereses personales y grupales están por encima incluso del país. Razones hay de sobra para que Leonel persista quedarse en el Palacio Nacional.

El problema de la reelección presidencial en nuestro país no es de ley. Nunca lo ha sido. Lo que diga o deje de decir la Constitución no ha impedido que los presidentes persistan en mantenerse en el poder más allá del período por el que fueron electos. La reelección es un tema recurrente a lo largo de nuestra historia.

Hace apenas meses que se aprobó una nueva Constitución, que en su artículo 124 establece que ”el Poder Ejecutivo se ejerce por el o la Presidente de la República, quien será elegido cada cuatro años por el voto directo y no podrá ser electo para el período constitucional siguiente”. Ese postulado no deja lugar a dudas. Pero como la Constitución es un pedazo de papel y el papel lo aguanta todo, principalmente cuando se tiene un Congreso adocenado, que nadie dude la posibilidad de otra reforma a la Carta Magna.

Para Leonel Fernández y su grupo, es de vida o muerte continuar en el gobierno. La corrupción es cada vez mayor. Se estima que más de cien mil millones de pesos del presupuesto de la nación se quedan en los bolsillos de los funcionarios. Esos señores jamás podrán justiciar ante los tribunales la procedencia de sus cuantiosos bienes. Si un gobierno serio decidiera terminar con la impunidad, esos recursos volverían donde a su legítimo dueño, que es el pueblo. Y ellos terminarían en la cárcel.

La semana pasada una docena de funcionarios civiles y militares fueron despojados de sus visas para viajar a Estados Unidos, incluyendo a un senador electo. No es la primera vez que esto ocurre. En todos los casos la razón es narcotráfico y lavado de activos. El Departamento de Estado de Estados Unidos, a través de sus organismos de seguridad, sabe perfectamente el nivel de participación y complicidad de esos señores con el bajo mundo.

El tema de la reelección no es ocioso; es resultado de una realidad política que se ve venir si la correlación de fuerzas cambia como parece cambiará en los próximos meses.

Si el PRD se recupera no sólo de la derrota electoral, sino de la crisis interna que provocaron las actuales autoridades del partido, si el candidato presidencial no es Miguel Vargas, entonces será posible un cambio sustancial y sustantivo en la conducción del Estado.

El presidente Fernández destruyó al Partido Reformista. Ahora quiere destruir o dividir al PRD para que no sea opción de poder en muchos años, para que no pueda enfrentarlo haciéndole una oposición dura y sin cuartel, como es preciso. Con un PRD débil, Leonel se queda en el gobierno todo el tiempo que quiera; en cambio, con un PRD fuerte, en manos idóneas, no en las actuales manos, el PRD puede cambiar el curso de la historia impidiéndole que continúe indefinidamente en el poder.

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