TEMA DE FONDO CON JUAN T. H.

LOS NOTABLES DEL PRD

Por JUAN T H

No tengo nada contra los notables. Pero no me gustan.

Recuerdo aquellos notables previos a la revolución francesa de 1789 que fueron seleccionados para una reforma tributaria y terminaron haciendo lo contrario.

El Partido Socialista Obrero Español (el famoso PESOE) ha seleccionado un grupo de 14 notables, todos extranjeros, incluyendo algunos ganadores del Premio Nobel como Joseph Stiglitz, para trabajar en el “Proyecto, más que programa” que pretende ser una oferta electoral de cara al futuro. No sé hasta dónde pueda ser viable una propuesta de país realizada por ciudadanos europeos, norteamericanos, africanos, etc., menos por españoles.

Los notables no están al margen de los intereses económicos, políticos y sociales que generan los grupos humanos, incluyendo los que se producen en su propio entorno.

Uno de los problemas de los notables es que tienen que cuidar su “notabilidad”. Y en esa tarea suelen perder su esencia y las razones por las que fueron contratados o buscados.

Otro de los males de los notables es que convierten esa “notabilidad” en un negocio, y al hacerlo pierden objetividad. Sus razonamientos o posturas se ven sesgados por los intereses tanto externos como internos.

Una buena parte de los notables a la hora de tomar decisiones trascendentales o radicales entran en pánico. El miedo no les permite actuar con responsabilidad y coraje. Una gran parte de los “notables” dominicanos le sirvieron de buen gusto al tirano Rafael L. Trujillo. Lo mismo en España durante la dictadura de Franco y en Chile con Pinochet.

No tengo nada contra los notables. Pero no me gustan. No sé quién le dan tal categoría. Quien los elige ni mediante cuales parámetros. Además, conozco “notables” sinvergüenzas, que no valen una guayaba podrida, que se cambian por mierda y dejan perdida.

Los notables llega un momento en sus vidas que viven de su notabilidad. No de su trabajo profesional o intelectual.

En la canción “Cada loco son su tema” el catalán Joan Manuel Serrat dice que prefiere “las voces de las calles más que las del diccionario” de la misma manera que yo prefiero la gente sencilla de los barrios y campos antes que los notables.

Los notables no hacen revoluciones. Los revolucionarios alcanzan su notabilidad después de haber hecho las revoluciones, pero sobre todo, después de muerto que es cuando burlan la muerte y se convierten en paradigmas eternos de sus pueblos, como Ernesto –Che- Guevara.

Los notables que conozco no buscan emancipar a nadie que no sea ellos mismos. Su sentido de exclusividad, de elite, los aleja de la gente y sus problemas.

No tengo nada contra los notables. Pero no me gustan, sobre todo los notables de la política. En sentido general me parecen oportunistas y trepadores con caretas de honorabilidad. Pero más de una vez se alzan con el santo y la limosna.

No tengo nada contra los notables. En serio. Pero no me gustan. Me producen alergia.

No me gustan los notables del PRD. A la hora de la verdad huyen o le buscan soluciones salomónicas a los conflictos que deben resolver. Los notables del PRD se presentan como independientes, pero casi siempre terminan sirviéndole a un grupo o a una persona. Aunque en la mayoría de los casos, para ser justo, se sirven a sí mismos.

No tengo nada contra los notables del PRD. Pero no me gustan para dirimir conflictos internos en convenciones, congresos y asambleas donde se decide la suerte del partido. La experiencia nunca ha sido buena. Y sobre los “viejos robles” debo decir que sólo sirven para dos cosas: Para dar sombra o para ser talados. Una de dos.