TEMAS DE FONDO CON JOSE CHECO ESTEVEZ

OJO CON LO DE CORREA…

Por José Checo Estévez

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La noche del 30 de septiembre quedé muy impresionado viendo a través de CCN en Español como un contingente militar rescataba bajo una lluvia de balas al presidente constitucional de Ecuador, Rafael Correa. Al margen de cualquier otra consideración externada por quienes en los periódicos, la radio y la televisión, han considerado que el mandatario ecuatoriano se expuso de manera arriesgada e innecesaria a una situación de peligro mortal, al encarar con muy pocos miembros de su seguridad personal, a un grupo policial que estaba amotinado en un hospital de esa nación.

Al margen de esas opiniones, repito, si hacemos un ejercicio de extrapolación con lo que vivió el presidente Rafael Correa, con lo que podría ocurrir en nuestro país, creo que a esa situación hay que ponerle un ojo critico. Analizar el hecho desde todas sus vertientes. Verlo en su real contexto. En su complejidad más absoluta.

Me explico: Fue evidente que una acción de esa naturaleza, llevada cabo por gente entrenada y con la disciplina que impone los cuarteles, desesperada a todas luces, donde de manera grosera y grotesca se traspasaron todas las barreras de la moderación y el buen juicio, el respeto al escalafón de un mandatario que es el Comandante En Jefe las Fuerzas Armadas, tuvo una característica muy particular. No se trató de un mero reclamo a mantener sus conquistas laborales.

Se podrá argüir que había un ingrediente de agitación de parte del más acérrimo opositor político del presidente, el ex militar, Lucio Gutiérrez, quien esta residiendo en Brasil. Ciertamente, es posible que como sucede en todas partes, la oposición siempre trata de desestabilizar a quien ocupe el Poder. Que ademas, estuvo de por medio la mano oculta de la CIA y el Pentágono Norteamericano, inconformes con los socios estratégicos del presidente ecuatoriano, me refiero a Hugo Chávez, Evo Morales, Mujica, Kitschner, Castro, García, Ortega, Da Silva, los cuales conforman UNASUR. También eso es admisible como respuesta ante un caso tan sui generis.

Estos gobernantes suramericanos, buscan un nuevo orden comercial y de balance político en la zona. Algunos de ellos han acusado a los mandos de inteligencias y militares del Comando Sur de Estados Unidos, de atentados criminales en su contra y de perpetrar planes desestabilizadores en contra de gobiernos democráticos, sonsacando cuadros militares latinoamericanos para que conspiren en contra de su soberanía. En algunos casos como el de Venezuela, en el año 2001, se hizo una intentona fallida de ese sistema de complot.

Precisamente en los últimos años, Evo Morales y Hugo Chávez llevan la voz cantante con las denuncias de ese tipo. Bueno, para no ir muy lejos en el almanaque tenemos el caso de Honduras, donde por un método parecido al de Ecuador, al presidente Manuel Zelaya lo sacaron del Poder.

Esta bien, no vamos a descartar la posibilidad de una injerencia con factores externos que exaltara los ánimos e intentara incluso -perpetrar –si las condiciones se los permitía- el golpe de Estado contra Correa. En la medida que han avanzado los días se advierte que el motín policial tenía una rara componenda, donde más de un general ecuatoriano tendrá que hablar papiamento, cantonés o cibaeño, con el señor Correa, para no levantar sospechas.

Pero para quien escribe, lo esencial en este suceso es su impacto en la psiquis de los miembros de otros cuerpos policiales del continente, especialmente para los policías dominicanos, que son los que devengan los salarios más exiguos en toda Latinoamérica. De ahí que, para el análisis, nos remitimos al orden cronológico y exacto de los hechos ocurridos en el Ecuador.

El propio Rafael Correa se quejaba amargamente ante las cámaras de televisión y no dejaba de asombrarse por el hecho de que bajo su mandato, el había impulsado políticas de conquistas salariales que han permitido que una agente policial de su país devengue un promedio de US $700 dólares mensuales. Casi el doble de lo que ganaban antes de que el asumiera la presidencia del Ecuador.

Quinientos dólares, llevados a la tasa oficial de cambio dominicano, son más de $ 25, mil pesos mensuales. Si usted lo compara con lo que devenga un raso de la policía, de la marina, o del ejército en nuestro país, entonces la diferencia es abismal.

El de Ecuador, fue un acto bochornoso que repercutió en todo el mundo. Los gobiernos democráticos, los organismos de seguridad y las entidades hemisféricas se movilizaron y dejaron sentir su voz de rechazo a este exabrupto del cuerpo policial. Ni siquiera los Estados Unidos dudaron en condenarlo públicamente. Desde cualquier ángulo que se observe, esa conducta no tiene justificación.

Sin embargo, esta desagradable y reciente experiencia del señor Correa, debe poner a reflexionar seriamente a nuestro presidente, el doctor Leonel Fernández. Pero también a sus ministros consejeros, a la jerarquía de la Iglesia Católica, a los grandes empresarios de la industria, del comercio y la banca nacional. Nuestros soldados y policías, no deben bajo ningún concepto seguir ganando salarios de hambre.

Estos casos como el que ocurrió en Ecuador hace dos semanas, tienen la virtud de imitarse, de crear un ambiente de secuela, que asombra y sorprende. Para muchos es la famosa ley de serie que tiene su lógica y explicación matemática. El mundo de hoy esta lleno de personas con grandes traumas, que dan la vida por 5 minutos de fama. Hemos visto como hay seres con grandes desordenes mentales que llaman a los canales de televisión y ante los ojos atónitos de los espectadores se empapan de gasolina, y luego, con un fósforo, con encendedor, pasan a pegarse fuego, a veces por motivos pueriles e insignificantes.

Desde hace años se viene insistiendo en nuestro país, en la urgente necesidad de mejorar sustancialmente los niveles de vida de los miembros de nuestras fuerzas armadas y la policía nacional. Estos estamentos armados, por diversas razones, hasta el momento, no garantizan el orden y la debida persecución del delito. Este país tiene un alto estándar de criminalidad y violencia, el hecho no es fortuito. Hemos dejado la bola de nieve correr y ahora nos espanta su tamaño y velocidad.

De la prevención es mejor ni mencionarla. Al contrario, muchos de ellos, han sucumbido a las ofertas tentadoras de los delincuentes y hoy por hoy, constituyen un serio problema para el gobierno y la población misma que les paga sus sueldos. El caso del comandante de la DNCD, en esta provincia de Santiago, involucrado recientemente en un tumbe de drogas, es parte de una larga lista de escándalos, que tiene en entredicho la imagen de la policía y el de las fuerzas armadas. Yo no se como esta el prestigio de los policías en El Ecuador, pero el de los nuestros, esta por el suelo.

Pero, que podemos esperar de nuestros agentes policiales y mandos militares, con un pago tan irrisorio y desproporcionado ante el peligro que entraña combatir delincuentes desalmados, pero bien armados, a los cuales no les tiembla el pulso para asesinar hasta su propia madre si fuera necesario. A cuantos de estos uniformados han matado los delincuentes, tan solo para robarles sus armas. Ser militar o policía es un lío, una vaina difícil de entender o de explicar. Hay que ser masoquista, o estar imbuido de una alta dosis de estoicismo, para por cinco mil pesos, salir a patrullar en nuestras calles, con tantas gentes violentas e indisciplinadas.

El autor es comentarista de televisión.

(Enviada a En Línea 12-12-2010)

Ojo Con Lo De Correa

Por José Checo Estévez

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En el Ecuador las condiciones de vida de la policía son mucho mejores que la de los policías dominicanos y sin embargo…ya ustedes saben lo que paso. No se como un hombre o una mujer se deja convencer para alistarse a unas de las ramas militares. Es un oficio que a mi parecer no tiene muchos atractivos. Porque al pasar revista en los cuarteles, nuestros agentes y soldados tienen que estar bien vestidos, peinados, perfumados y con los zapatos brillosos.

Estos alistados, tienen que convertirse ademas en genios de las finanzas, para, con esos centavos que les paga el Estado cada mes, comer las tres calientes, pagar el alquiler de la casa, energía, ropa, farmacia, diversión, el colegio de niños, y todo eso, sin ponerle la mano a lo ajeno. Yo diría que si comparamos talentos, Albert Einstein era un renacuajo de aguas puercas, ante tanta destreza con el dinero. ¡Ay, con lo fácil que se lo gana un regidor, un administrador, o un diputado!

Cinco mil pesos –que es lo que gana un guardia del ejército- es una suma, que con los descuentos de ley, reduce aun mas esos emolumentos, y esa realidad, los obliga a vivir casi en la indigencia, pidiendo bolas en las carreteras; clamando, hambrientos y desesperados por el hambre, un pedazo de hociquito de puerco y tres tostones fríos, en los negocios de comidas; solicitando la misericordia de veinte pesos a los borrachos, o a las prostitutas melancólicas, con nostalgias maternales. Es un anillo maldito, que los envuelve y los aniquila paulatinamente, pero de manera inexorable, en el orden moral y espiritual.

De esta anaconda no escapa ninguno, salvo el que tenga las agallas y el corazón oscuro para desviar cinco kilos del material blanco incautado. El tipo que, en un parpadeo de ojo se hace con maletín lleno dólares y lo esconde de tal manera, que no aparece ni que apliquen un tortor testicular. Un aparato que se usaba en la época de Trujillo, para hacer hablar a los desafectos al régimen. Ni que lo bañen con acido del diablo, nada, el dinero o la muerte. Por eso tenemos esas matanzas tan salvajes como la de Navarrete y Paya. Por eso mismo, las bandas de los Figueroa Agosto y los Ernesto Paulino Castillo (Quirino).

Este salario, los arrodilla ante un mundo de carencias y reclamos domésticos, de llantos infantiles, de apremios lacerantes que aturden, que acongojan el corazón y que nubla las ideas puras, el amor por la patria, que hacen olvidar los consejos del padre ya muerto. Estos servidores públicos son la cenicienta del Estado, mal vestida, la que nunca sale a bailar y a la cual es fácil de criticar. Es la puta del barrio, la carajita de rostro pícaro, con un tatuaje de Homero Simpson en las pompis; esa, que los hombres “serios” solo buscan de noche, cuando amparados en la nocturnidad, quieren satisfacer un ocuro deseo, para olvidarse un rato de la esposa gorda y peleona.

Talvez, -no pretendo justificarlos, Dios me libre,- los policías ecuatorianos reaccionaron tan violentamente contra Correa, porque estaban recordando el monstruo de su pasado. Pero los hombres, si no quitan el barniz de la educación y no lesionan los intereses, si nos amenazan la comida, nos convertimos en fieras salvajes y primitivas.

Diferentes sectores de la sociedad dejan sentir su alarma y preocupación ante los constantes casos que publica la prensa dominicana de los famosos “intercambios de disparos”, en los cuales mueren miles de ciudadanos cada año. Bueno, eso es caldo del mismo cultivo. Ya hemos dicho que las debilidades institucionales de nuestra nación, son las que permiten este estado de cosas. Un país, donde las leyes son tan flexibles con los poderosos, donde la justicia, esa dama de larga espada y con la cara vendada, debe, antes de pronunciarse, destaparse uno de sus ojos, no vaya a ser que se equivoque de imputado y tenga que retractarse. Así no se avanza.

Y es que estamos fallando todos. Nadie quiere respetar las leyes. La frase de Benito Juárez, “El Respeto Al Derecho Ajeno Es La Paz,” parece no encontrar punto de apoyo en nuestro país. Jueces venales, rábulas del derecho, una claque política cuestionada grandemente por la corrupción, una clase empresarial que solo desea acumular dinero, sin ver lo que esta pasando a su alrededor.

Una prensa dividida, anquilosada a sectores de poder, no necesariamente oficialista. En el país, hay grupos económicos con sus propios medios, que manipulan, tergiversan y entorpecen la diafanidad y la discusión de los temas nacionales. Hacen de la opinión publica, algo confuso y complejo. Aquí solo se habla de corrupción administrativa y esa es sola una arista del problema. Así, de esta forma, viviendo como vivimos, no podemos echarle la cuaba solo a nuestros hombres de uniformes.

Aquí se maneja, se habla, se baila, se canta, se escribe, se vende, se compra, se come, se trabaja, se viste y se hace política, como a cada quien le viene en gana. No hay límites para nada. Pero aunque el deseo de los poderes facticos es mantener el desorden y la confusión reinante, para mantener el status quo, es necesario que lo mejor de la sociedad se levante y de la voz de alarma ante los niveles de corrosión que se advierte en la escala de valores de nuestra juventud. Con jóvenes descarriados, como la banda que asesinó a los taxistas, a la cual se le impuso una pena en la justicia que movió a indignación general. Así no se avanza.

Pero vuelvo a insistir, algo hay que hacer para detener el estado de inseguridad de nuestras calles. Hagamos como dice la FINJUS, vamos a realizar una Reforma Policial, de acuerdo. Pero también sigamos la recomendación que hace José Tomas Pérez, llevemos diez mil militares a la policía. Vamos a ejecutar el consejo de nuestros obispos de la iglesia, sometamos a ese cuerpo a una profilaxis, profunda, sacando a los ladrones y perversos.

Okay, apoyemos eso también; y de paso complazcamos a nuestro Ministro de Interior, Franklyn Almeyda Rancier, vamos tecnificar ese cuerpo, comprándole equipos modernos con un préstamo de US$ 160 millones de dólares del Eximbank, pero que sea ya, antes de que el ministro se ponga nervioso y haga un rebú. Pero todos sabemos que la fiebre no esta en la sabana y que el mal hay que buscarlo en la idiosincrasia misma de nuestra gente, en como se percibe así misma, como conglomerado humano y el valor que les damos a nuestras palabras y el nivel de calidad de nuestros pensamientos. El concepto que tenemos de la vida, de la filosofía, del Cosmos…

Nuestros policías pueden ser bien entrenados por el FBI de EU., por el Mossad, de Israel; por Scotland Yard de Inglaterra; por la KGB de Rusia, e incluso, por extraterrestres, pero si no tienen para comer y vivir decentemente, serán siempre un cuerpo de hombres mediocres, donde unos cuantos, por vagabundería o por necesidad imperiosa, mancharan a cada momento el honor de la institución. Los escándalos no dejaran de ocurrir porque se les aumente, pero por ahora, estos uniformados están obligados a buscárselas, es decir, tienen a manos una excelente excusa.

El presidente Fernández es un hombre inteligente, humano, y con una gran sensibilidad social. A partir de este escrito, yo espero que el se ponga a pensar de cómo hacer para mejorar los sueldos de nuestros militares y policías, esta era un consigna de campaña del profesor Juan Bosch, cuando el PLD buscaba el Poder; el, como discípulo aventajado del profesor, aunque enfrenta a grandes dificultades económicas desde el gobierno, debe saber que ese, -el aumento salarial de estos hombres-no debe esperar mucho.

Que tome medidas excepcionales, valientes. Que se la juegue. El momento lo demanda. No puede haber vacas sagradas; que toque la ganancia neta de los banqueros, el de las empresas cigarrilleras; las licoreras: cerveza, ron, vino y whisky; el de las grandes telefónicas, las cementeras; la industria de las galletas, de los refrescos; las ganancias del gran comercio, los industriales exportadores, los importadores; que grave con impuestos los plazos fijos, las tarjetas de créditos, en fin, que haga lo que sea, para garantizar que este aumento se concretice.

Pero nuestro presidente debe saber, y yo no creo que lo ignore, porque es un estadista brillante y con experiencia, y mas bien es un asunto de voluntad política, de que si el no actúa rápido con la tradicional desventura y poca atención estatal en que viven nuestros hombres de armas, devengando esos salarios miserables, y viviendo por debajo de la línea de la pobreza, se expone a una situación peligrosa, la cual tiene puede corregir a tiempo, procurando mejorar sus condiciones materiales de existencia. Vuelvo y digo: “Ojo Con lo de Correa”.

El autor es comentarista de televisión.

(Enviada a En Línea 12-12-2010)