TEMA DE FONDO CON JUAN T H

LAS DOS CARAS DE UNA MONEDA

Por JUAN T H

La lucha interna del PRD ha puesto de manifiesto dos maneras de hacer política: La primera es la del dinero, con lo cual se pretende comprarlo todo, desde la Casa Nacional del PRD con muchos de sus dirigentes dentro, hasta el Palacio Nacional.

Quien representa esa visión mercurial dentro del PRD tiene un proyecto económico, no político. No le duele el país, ni le duele el partido. El dinero no sabe de amores, no tiene patria, no tiene bandera. (El amor y el interés se fueron al campo un día, pero más pudo el interés que el amor que te tenía)

El Estado dominicano ha sido, desde hace muchos años, un botín de guerra que se reparten los grupos políticos y económicos. Y mientras el pueblo vive en la miseria, esos grupos acumulan cada vez más fortuna. (Recuerdo al ministro cuya declaración jurada sobrepasaba los cien millones de pesos, pero meses después presentó una mansión en La Romana valorada en más de 800 millones de pesos. Como ese caso hay muchos otros en todos los partidos que han llegado al gobierno)

La otra cara de la moneda del PRD en la confrontación por la nominación presidencial la encabeza un empresario agroindustrial con fama de tacaño que enviaba a sus hijos a la escuela caminando o en bicicleta pudiéndole comprar autos de lujo; un hombre que vive en la misma casa en el sector La Julia desde que llegó de Santiago hace más de 30 años; un hombre que llegó al Palacio Nacional y salió cuatro años después sin expedientes de corrupción ni de asesinado, porque como él mismo dice, ni robó, ni mató; un hombre que ha demostrado que le duele su partido y su país; que aspira a un país mejor para todos, no para un grupo de ladrones y asesinos con saco y corbata.

El proyecto de ese hombre es político, no económico. Es por eso que anda con un Plan de Nación debajo del brazo para presentarlo como si fuera una biblia donde quiera que llegue. Ese hombre sabe que el país no puede seguir sumido en el atraso y el subdesarrollo, que es necesario acabar de una vez y por todas con el clientelismo y el paternalismo. Sabe que la gente necesita, primero que nada educación, luego salud, alimentación, vivienda, agua potable, electricidad y seguridad.

El dinero del Estado se debe emplear en esos propósitos de desarrollo, no en aumentar las fortunas de los dirigentes políticos y de los funcionarios. Ese hombre al que le duele el país y el partido, no quiere más que lo que se ha ganado con su trabajo, su capacidad y su talento. No va al poder, como no lo hizo en el pasado, a enriquecerse. Pero tampoco permitirá que otros lo hagan. Los errores del pasado no se repetirán. No más cuervos. Nadie volverá a sacarle los ojos. Aprendió en carne viva que los ingratos no tienen memoria. Y que un país conducido por “asaltantes de camino” no puede llegar lejos. Cuando vuelva al poder no hará el gobierno que soñó de niño, sino el que aprendió de viejo.

El PRD no puede ser una compañía por acciones, ni una sucursal bancaria. El PRD ha sido y debe seguir siendo un instrumento de lucha política del pueblo dominicano para elaborar y desarrollar políticas públicas que contribuyan a su bienestar. El PRD no está en venta aunque lo hayan hipotecado.

El seis de marzo, si el proyecto económico lo permite, habrá elección en el PRD para escoger a su candidato a la presidencia de la República. La gente tiene una moneda. Dos caras. Yo, que no le pongo precio a mi cabeza ni a mis ideas, porque no soy objeto de intercambio financiero, me inclino por el proyecto político que encabeza Hipólito Mejía. Porque a mí también me duele el PRD. A mí también me duele el país. ¡Yo también quiero un mejor país para todos!