TEMA DE FONDO CON HIGINIO BAEZ

El viceministro y el escándalo

Por Higinio Báez


El nombramiento de nuevos viceministros y funcionarios consulares, engordando aún más la boa de la burocracia depredadora, ofende la pobreza irritante y la desprotección social.

El dinero de los contribuyentes, lejos de ser retribuido a favor de nuestro pueblo, es despilfarrado por los politiqueros corruptos que se disputan entre sí la primacía de los escándalos públicos.

Estos nombramientos nuevos pueden ser tipificados como acciones corruptas porque ninguno de ellos representa una necesidad de servicio a la Nación, son cargos sobrantes, cuota de clientela.

El más reciente y sonado recae ahora sobre un viceministro de Educación perseguido por un historial contaminado, que obligó a su destitución dos años antes.

El informe de la Cámara de Cuentas pone sobre los hombros de Francisco Cruz Pascual una carga tan grande de evidencias que lo inhabilitan para ejercer una función pública hasta tanto medie un proceso serio de constatación o de negación.

Estamos, sin embargo, ante dos actores simultáneos que se reparten dudas y aparentes impunidades, pues el presidente de la República, conociendo ese oscuro historial, lo había nombrado, hace poco, al frente del Instituto Nacional de Bienestar Magisterial, INABIMA, donde sólo duró 8 días.

Había dado vuelta atrás a ese nombramiento por la presión de la opinión pública después que la Lic. María Teresa Cabrera, refrescando su expediente, lo desnudara ante los medios masivos de comunicación.

Es bueno consignar que no sólo es corrupto el actor material, el responsable directo, sino el que facilita el acto mismo. El que consiente o apaña el hecho. El que pudiendo evitar la consumación de la acción, contrariamente, la protege.

El que investido de autoridad para sancionar se desentiende, actúa con venia impune y, en consecuencia, se hace cómplice y responsable por extensión. El que decide premiar, en vez de castigar, la acción corrupta.

En tal virtud, si la fuerza moral de la presión pública impidió que ese señor dirigiera el INABIMA, donde ya hay ahorros del magisterio por más de 9 mil millones de pesos, ahora debe forzar a que se vaya del Ministerio de Educación.

Si el presidente no puede dar una prueba de idoneidad, por respeto al ciudadano, la sociedad debe obligar a que se le respete.

La Asociación Dominicana de Profesores tiene que incluir en sus demandas la destitución inmediata de ese cuestionado funcionario, superfluo, sobrante, e indexado.

El aumento de esa migaja de un 15% de aumento salarial no puede ser un canje por anuencias para el envío de grises señales sobre la honestidad necesaria y exigible.

La ciudadanía sabe que si desde arriba no se ilumina con el ejemplo, no habrá fuerza moral para exigirlo a cualquier ciudadano(a).

! Salgamos de esta prisión enorme que nos enjaula!

! Produzcamos un cambio profundo, democrático, popular!

! Salgamos de estos viejos partidos que nos han gobernado por 4 décadas!


5 de septiembre de 2011