LOS JUDAS Y LOS FARISEOS
Por Félix Jacinto Bretón
No tengo mucho espacio para teorizar. Debo, en 500 palabras, resumir lo que quiero decir. Por eso voy al grano. La decisión del Presidente Leonel Fernández de pactar una alianza con el PRSC, y aquí en Santiago, con José Enrique Sued, fue correcta desde cualquier punto de vista que se mire. Pero, como la derrota es huérfana y la victoria tiene muchos padres, después de lo sucedido el 16 de mayo hay quienes tratan de buscarles “la quinta pata al gato”.
Para estos comicios en Santiago no había un MEJOR candidato que Sued para batirse contra quien fuera y salir adelante. No solo porque lo dijeran las encuestas, sino porque el incumbente de la alcaldía tiene un trabajo hecho que resulta difícil de superar para cualquiera. Tal vez en 50 años, y creo que no exagero, podrás el que llegue alcanzar o sobrepasar –medianamente- lo que hizo Sued en 8, y no hablo específicamente de Serulle.
Lo de la corrupción merecería ser tratado en un capitulo aparte. Aunque, para eso, están los tribunales de la República. Si los moralistas de pacotilla, los “santurrones” que tenemos en nuestra sociedad entienden que el alcalde dilapidó los dineros del pueblo ¡adelante! hay jueces y fiscales para determinar eso. Si él va preso, prometo acompañarlo aunque no fuera el más beneficiado en su administración.
Pero quiero sugerir también, a los acusadores, que lo sometan por las miles de obras de infraestructura que deja en todo Santiago. El expediente seria mucho más voluminoso que el de la supuesta corrupción, porque no fueron dos, ni tres, ni cientos ¡sino MILES! las obras que deja para la posteridad nuestro alcalde. Si alguien roba de esa manera ¡que se lo lleve todo! Total, aquí hay otros que roban abiertamente y nada hacen.
Volvamos al 16 de mayo. A mi entender, lo que dio al traste con la derrota de Sued fueron varios factores. Internamente, una campaña mal manejada de parte del candidato de la Alianza y sus asesores; las denuncias sobre actos de corrupción no fueron enfrentadas agresiva ni correctamente, como se debió; gente que estaba o está a su alrededor, les pelaban los dientes por delante pero -por detrás- les metían la puñalada certera, porque poco les importaba si ganaba o perdía, mientras aislaba a gente buena, sana, que había participado en otras campañas junto a él, entre otras cosas.
Para ganar, los numeritos daban realmente. No de forma holgada, como si el candidato hubiese sido Radhamés Fermín, pero daban ¿Dónde estuvo, entonces, la otra falla? Fácil! En que los peledeistas desobedecieron los dictados del Comité Político de su partido y contravinieron los deseos del Presidente Fernández al votar fraccionado. Si los “compañetriotas” no hubiesen dividido el voto, otra fuera la historia a contar.
Los judas “de adentro” y fariseos “de afuera” fueron los que, en definitiva, impidieron el triunfo de Sued. Y no hay que ser ni un experto ni un lince en política para asegurarlo porque el pueblo dice sabiamente que “lo que está a la vista, no necesita espejuelos”. A esos judas y fariseos “Padre perdónalos, que no saben lo que hicieron” ¡Seguimos en combate!
Por Félix Jacinto Bretón
No tengo mucho espacio para teorizar. Debo, en 500 palabras, resumir lo que quiero decir. Por eso voy al grano. La decisión del Presidente Leonel Fernández de pactar una alianza con el PRSC, y aquí en Santiago, con José Enrique Sued, fue correcta desde cualquier punto de vista que se mire. Pero, como la derrota es huérfana y la victoria tiene muchos padres, después de lo sucedido el 16 de mayo hay quienes tratan de buscarles “la quinta pata al gato”.
Para estos comicios en Santiago no había un MEJOR candidato que Sued para batirse contra quien fuera y salir adelante. No solo porque lo dijeran las encuestas, sino porque el incumbente de la alcaldía tiene un trabajo hecho que resulta difícil de superar para cualquiera. Tal vez en 50 años, y creo que no exagero, podrás el que llegue alcanzar o sobrepasar –medianamente- lo que hizo Sued en 8, y no hablo específicamente de Serulle.
Lo de la corrupción merecería ser tratado en un capitulo aparte. Aunque, para eso, están los tribunales de la República. Si los moralistas de pacotilla, los “santurrones” que tenemos en nuestra sociedad entienden que el alcalde dilapidó los dineros del pueblo ¡adelante! hay jueces y fiscales para determinar eso. Si él va preso, prometo acompañarlo aunque no fuera el más beneficiado en su administración.
Pero quiero sugerir también, a los acusadores, que lo sometan por las miles de obras de infraestructura que deja en todo Santiago. El expediente seria mucho más voluminoso que el de la supuesta corrupción, porque no fueron dos, ni tres, ni cientos ¡sino MILES! las obras que deja para la posteridad nuestro alcalde. Si alguien roba de esa manera ¡que se lo lleve todo! Total, aquí hay otros que roban abiertamente y nada hacen.
Volvamos al 16 de mayo. A mi entender, lo que dio al traste con la derrota de Sued fueron varios factores. Internamente, una campaña mal manejada de parte del candidato de la Alianza y sus asesores; las denuncias sobre actos de corrupción no fueron enfrentadas agresiva ni correctamente, como se debió; gente que estaba o está a su alrededor, les pelaban los dientes por delante pero -por detrás- les metían la puñalada certera, porque poco les importaba si ganaba o perdía, mientras aislaba a gente buena, sana, que había participado en otras campañas junto a él, entre otras cosas.
Para ganar, los numeritos daban realmente. No de forma holgada, como si el candidato hubiese sido Radhamés Fermín, pero daban ¿Dónde estuvo, entonces, la otra falla? Fácil! En que los peledeistas desobedecieron los dictados del Comité Político de su partido y contravinieron los deseos del Presidente Fernández al votar fraccionado. Si los “compañetriotas” no hubiesen dividido el voto, otra fuera la historia a contar.
Los judas “de adentro” y fariseos “de afuera” fueron los que, en definitiva, impidieron el triunfo de Sued. Y no hay que ser ni un experto ni un lince en política para asegurarlo porque el pueblo dice sabiamente que “lo que está a la vista, no necesita espejuelos”. A esos judas y fariseos “Padre perdónalos, que no saben lo que hicieron” ¡Seguimos en combate!