El trasfondo político de la invasión a Libia

Higinio Báez

Las palabras infamia, desprecio, perversidad, apocan su significado si se trata de utilizarlas como sinónimo de lo que ha decidido, y mal aplicado, la Organización de Las Naciones Unidas, ONU.

Para ello han buscado el padrinazgo de unos cuantos fantoches de la Unión Africana o la Liga Arabe que permitan aparentar un barniz de legitimidad a una acción excecrable.

Sólo el pensar que Teodoro Obiang Nguema, el temible dictador de Guinea Ecuatorial, con 32 años en el poder, ostente la presidencia de turno de la Unión Africana, sin que ello alarme a los “guardianes” de la democracia, puede decirnos hasta dónde se arrastra la cola de la vileza, el histrionismo de los farsantes. Mas bien los enorgullece, pues en su elección estuvieron presentes Nikolás Sarkozi y Ban ki-Moom.

En Guinea Ecuatorial, país riquísimo en petróleo, que exporta 800 mil barriles diarios, y apenas con 600 mil habitantes, el 60% de la población vive con un dólar por día. La desapariciones, muertes y torturas salvajes son normas impuestas; los ciudadanos necesitan pasaporte para trasladarse internamente; las “elecciones” dan siempre el mismo resultado: 96% de los votantes lo hacen por Nguema.

Sobre la Liga Arabe se sabe que es una entelequia, sin autoridad de decisión propia, donde la mayoría de sus gobiernos son monarquías dictatoriales, o neocolonias, arrastradas a los intereses de los imperios. Por esa razón, en muchos de esos países: Yemen, Arabia Saudita, Marruecos, Bahrein, Sudán, Omán,.. el pueblo se moviliza y lucha pidiendo derechos políticos y ciudadamos conculcados por sus respectivos gobiernos.

La pobreza, la muerte y las torturas son las armas convencionales de dominio de esos regímenes contra una oposición pacífica que exige libertades.

La hipocrecía se ríe de sí misma cuando observa a esos “representantes” pedir una zona de exclusión aérea contra el régimen de Cadafi en nombre de la protección de los civiles libios. Civiles que ellos asesinan, toruran y desaparecen en sus propios países.

A modo de ejemplo, el gobierno de Sudán ha tomado partido por uno de los bandos en la vieja contienda entre negros y árabes y se considera que su milicia Janjaweed ha cometido las mayores atrocidades, concebibles, en Darfur, ( 180 mil muertos )sólo comparable con las masacres de Ruanda.

El descaro de los imperialistas ,en la ONU, es tal, que una guerra por petróleo la enmascaran con supuestos fines humanitarios. El humanismo norteamericno, sin embargo, significa un trueque de vítimas convenientes.

Hacen rotundo silencio cuando Israel bombardea los campamentos palestinos, aseninan más de un millón de civiles inocentes en Irak, destrozan a la población civil en Afganistán y arrazan la población de Trípoli. Ah, pero esas víctimas no duelen. Como no duele la masacre de Yemen.

Importa, por ahora, la “proteción”sólo de los “civiles” del Este de Libia, justo donde se encuentran sus grandes reservas petroleras.

Contrario a lo ocurrido en Tunez o en Egipto, la oposición a Cadafi fue tempranamente armada por las Potencias Ocidentales y por Ejército Egipcio

Las supuestas matanzas de civiles en Trípoli, y las fosas comunes, no fueron más que campañas mediáticas de ablandamiento. como pudo comprobarlo el periodista Maurizio Matteuzzi del Manifesto, de Italia, que visitó a Libia en los días en que EFE y Al Yazira alarmaban al mundo inventando semejantes “atrocidades”.

La intervención en Libia por parte de las potencias imperialistas es un colorario de conclusiones evidentes. El trasfondo político de la misma es adueñarse del petróleo, seguir ampliando la conquista del espacio estratégico, disminuir la influencia de China y Rusia en la región, prolongar la vida del imperialismo.

Ni la ONU ni la Liga Arabe aprobaron la intervención, pero cuando esta última quiso protestar eran ya cientos los cadáveres de los civiles en la capital de Libia.

Quedan al aire dos preguntas: ?Si los rebeldes son revolucionarios, ? Por qué piden una intervención imperialista.

En Egipto el ejército no reprimió a los manifestantes. En Tunez tampoco. ? Por qué entregarán sus sus vidas, en lealtad a Cadafi, los soldados libios?

21 marzo 2011