TEMA DE FONDO CON JUAN T H

UN PERSONAJE DE HORROR

Por JUAN T H

El personaje parece sacado de una novela gótica de la Edad Medía de Charles Maturín como, “Melmoth el Errabundo” o de Horace Walpole, “El Castillo de Otranto”, donde el terror juega un elemento fundamental. No es el horror de Edgar Allan Poe o de otros escritores del género más reciente. Este es un “macarra de la moral”, como lo define muy bien Joan Manuel Serrat en una canción.

El miedo viene asociado al “monstruo”, no importa si tiene una o siete cabezas, al “hombre lobo”, al “vampiro”, el “diablo”, el “demonio”, el “zombi”, el “brujo” o la “bruja”, el “infierno”. “el apocalipsis”, etc. Casi todos asociados a elementos mágicos-religiosos, políticos e ideológicos.

El personaje en cuestión es un experto en predicar terror y horror. En advertir catástrofes que nunca se producen. De eso vive: del horror y el espanto. Sus actuaciones bien han de haberle otorgado muchas estatuillas de “El Casandra” por sus actuaciones cada año, y un “Soberano” por el trabajo de toda una vida.

Su histrionismo bien puede ser comparado con el del actor británico Boris karloff en la película de 1931, “Frankenstein”. O de cintas memorables como “El Jorobado de Notre-Dame”, “El fantasma de la ópera”, entre otras.

Es posible, sin embargo, que nuestro personaje no alcance el nivel artístico de obras literarias emblemáticas como las citadas, ni de actores y productores de cine igualmente importantes como Alfred Hitchcock, el maestro del suspenso. Nuestro dramaturgo y actor de horror político se acerca más a “Freddy Krueger”, un hombre de rostro deformado que asesina por gusto y placer. Aunque tal vez su mayor parecido, por lo menos físico, sea con “Chucky, El Muñeco Diabólico”.

Dicen que la realidad siempre supera la ficción. Y el personaje que intento describir no es resultado de una novela de terror del siglo XVll, ni de una película de horror o suspenso de la actualidad; es, por el contrario, una figura real, de carne y hueso, que ha vivido asustando a los demás con sus historias de espanto y de horror muy bien hilvanadas y muy bien actuadas.

Es un dramaturgo y actor. Giovanny Cruz, “el Semi-Dios del teatro dominicano” (gran acto de humildad) debería organizar un reconocimiento a éste maestro del género que ha hecho escuela. Por ahí van sus alumnos viviendo de la farsa. Son, los “macarras de la moral”. Como dice Serrat: “Anunciando apocalipsis van de salvadores, y si les dejas te pierden infaliblemente. Manipulan nuestros sueños y nuestros temores, sabedores de que el miedo nunca es inocente”.

“Si no fueran tan temibles nos darían risa. Si no fueran tan dañinos nos darían lástima. Porque como los fantasmas, sin pausa y sin prisa, no son nada si les queta la sábana…”

Parece que nuestro personaje de horror político ha entrado en pánico porque saldrá del Palacio Nacional el año próximo. Y otra vez está advirtiendo sobre tsunamis, terremotos, hecatombes, vampiros, monstruos, hombres lobos, zombis, etc., para que el miedo se apodere de la gente y no saque del Palacio Nacional a los verdaderos ángeles del demonio que él encarna y representa.